Por: Charlie/

¿Recuerdan a los felinos que fueron captados al mostrar una actitud sumamente seductora? Qué sorpresa nos llevamos con los dos leones ‘gays’. Pero no a todos causó gracia la situación, pues el director ejecutivo del Instituto gubernamental de Clasificación de Películas de Kenia, Ezekiel Mutua, dijo que estos animalitos necesitaban terapia, posiblemente fueron ‘influenciados’ por turistas homosexuales o puede ser obra del ‘demonio’; en fin, explicaciones sin fundamentos.

Antes que nada, debemos reconocer que efectivamente causó polémica y confusión la acción de los leones. Al observar la fotografía inmediatamente asociamos que entre ellos hay una relación sexual, ¡dos machos copulando! Y mucho se comenzó a hablar sobre la homosexualidad en los animales; pero… ¿existe?

En realidad no podemos denominar a cualquier ser viviente que no sea humano con una orientación sexual distinta a la heterosexual. Es decir, los animales no pueden identificar su comportamiento como homosexual, lésbico o bisexual; es simplemente una actitud que adoptan y en muchas ocasiones se refiere a la dominación de un ser hacia otro; lo cual no se liga con placer ni plena conciencia como en el caso de los seres humanos.

Cabe destacar, que dichos comportamientos no habían sido estudiados a detalle, pues de acuerdo a la teoría de la Selección Natural, el fin primordial y último de cualquier especie es reproducirse para preservarse y adaptarse para sobrevivir en el ambiente en el que se encuentra, esto nos lleva a que solamente se observaba a las parejas macho-hembra. Entonces, aunque se detectaran conductas entre animales del mismo sexo, no se hablaba de ellas porque eran consideradas ‘anomalías’.

Sin embargo, en 1999 se publica el libro Biological Exuberance, obra que retrata cientos de ejemplos de animales que muestran conductas ‘homosexuales’, fue escrito por el biólogo canadiense Bruce Bagemihl. A partir de ese momento, comienzan a interesarse los investigadores sobre el tema y descubren que una gran cantidad de especies realizan esas acciones, pero no todas.

Uno de los casos recientes que causó una gran diversidad de opiniones se dio a raíz de la investigación que realizaba la bióloga Lindsay C. Young, quien descubrió que cerca de una tercera parte de las parejas de aves albatros Laysa que llegaban cada año a Kaena Point, estaban conformadas por hembras. ¡Sí, hembras! Criaban a sus pequeños juntas y tenían los mismos comportamientos que el de una pareja hembra-macho.

¿Cómo pasó eso? Resulta que debido a que había mayor población de hembras, aquellas que no hacían pareja con un macho solamente se reproducían con éste y preparaban un nido para su cría, mientras otra hembra hacía exactamente lo mismo excepto el nido, pues se juntaba con otra para ambas compartir la maternidad.

Y no es el único caso, los pingüinos también son capaces de tener pareja con alguien de su mismo sexo, éstos pueden durar años con el ser que eligieron al igual que los albatros. Pero recalquemos, no pueden considerarse aves lesbianas o gays, sus actitudes se deben a falta de seres del sexo contrario, pero ello no implica que éstos tengan una orientación sexual, solamente son comportamientos.

La próxima vez que observemos a cualquier animal en una acción sexual, recordemos que se debe a un comportamiento y no a su orientación, no es que sean ‘gays’, ni tampoco que estén influenciados por el turismo arcoiris y mucho menos están dominados por satán. No podemos asignar el mismo término que usamos en nuestro mundo a lo que pasa en el reino animal, pero sin duda valdría la pena investigar mucho más sobre este tema.