Por: Redacción

La neurociencia apunta que los seres humanos trabajan con varios cerebros a la vez: uno muy primitivo y reptil, otro más mamífero y uno más que tiende a una evolución mayor llamado neocortex o corteza más reciente, sin embargo, en las sociedades contemporáneas las personas son impedidas de avanzar a esta última etapa progresiva, afirmó la diseñadora en comunicación visual Silvia Fernández.

Al clausurar con un conversatorio el Seminario Diseño Total, que impartió junto con el doctor Gui Bonsieppe, en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la investigadora argentina señaló que los primeros dos cerebros trabajan de manera primitiva, de tal forma que los individuos responden a los efectos y acciones de un modo casi intuitivo.

Cuando tiene mucho miedo o presiente una agresión, lo que hace inmediatamente un mamífero es correr o luchar o entregarse y morir.

La ex docente de la Universidad Nacional de La Plata sostuvo que muchas de las reacciones sociales están imbuidas del segundo cerebro, pero desde la década de 1940 “somos parte de una especie de experimento social masivo en el cual se nos estimula a tener miedo y una persona con miedo no tiene más que reaccionar como un mamífero: corre o se defiende o muere”.

Esto ocurre en las sociedades actuales, que “nos impiden continuar el avance hacia el neocortex, que nos hace humanos”, porque “no sólo tomamos agua porque tenemos sed, sino que poseemos la capacidad de diseñar bebidas variadas y entonces saber que podemos tomar cerveza, coca cola o tequila”, aseveró la coautora de Historia del Diseño en América Latina y el Caribe.

Hay una necesidad en la especie humana de seguir progresando y no quedarse fija en los espacios que se viven en lo social y de los cuales “algunos se sirven”, por lo que es necesario que cada uno haga el esfuerzo de ser mejor cada día y conseguir avanzar en el aspecto evolutivo.

Ello significa “no tener miedo y confiar absolutamente en las herramientas inteligentes que tenemos para poder superar las circunstancias”, por ejemplo, “enfrentar una autoridad y avanzar hacia el futuro sin temor, no cerrarnos las puertas como si fuéramos bestias en la selva”, porque los individuos no están allí, sino construyendo un mundo relacionado con valores de empatía, conmiseración y comprensión que todavía no se han puesto en las prácticas sociales y harían una sociedad diferente.

Entre las herramientas que usa el neocortex para poder trabajar y aclararle al cerebro situaciones cotidianas están las listas: “si ustedes se proponen 10 cosas por hacer para este año, las escriben en pequeñas frases y las colocan en la puerta o por donde pasen más seguido, de tal manera que las vean y no se olviden, “el cerebro irá alineando estos objetivos”, expuso ante alumnos y académicos de la UAM reunidos en el Auditorio Incalli Ixcahuicopa.

Para cerrar las actividades del Seminario, Silvia Fernández y Bonsieppe, este último Doctor Honoris Causa por la Casa abierta al tiempo, propusieron desburocratizar procesos institucionales, abandonar el concepto de disciplina e incorporar, cada vez más, la presentación pública de los proyectos, entre otras acciones.

A los profesores sugirieron plantear problemas desafiantes, orientar y ayudar a los alumnos promoviendo su autonomía y la curiosidad, mientras que a éstos les pidieron tratar de detectar problemas, producir conocimiento, proyectar y estudiar en grupo, dialogar, argumentar más que opinar y estimular su propia curiosidad, entre otras medidas.