Por: Redacción/

El estudio sobre los derechos humanos en licenciaturas o posgrados en Derecho no debe limitarse a una materia del plan de estudios, debido a que es parte intrínseca de cada asignatura jurídica e inherente a la disciplina, asegura el doctor David Chacón Hernández, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el artículo La enseñanza transversal de los derechos humanos, publicado por la Revista Alegatos # 99, editada por la Unidad Azcapotzalco, el académico ofrece una visión alternativa en la enseñanza de esta materia que proyecte, además de la formación práctica y teórica, una instrucción solidaria y sensible a los grandes problemas nacionales y globales.

Ahí precisamente interviene el estudio de las garantías constitucionales cuya motivación es, entre otras, la de proteger a las personas con mayor desventaja en las relaciones de libre competencia, que es en gran medida productora de la desigualdad, así como la dominación entre clases y entre las personas y el fomento del egoísmo.

La lucha por los derechos humanos es también una disputa intelectual y a la vez didáctica, es decir, una inclinación por cambiar el paradigma de su enseñanza en cada una de las ramas jurídicas en las que estas prerrogativas surjan, precisa el docente del Departamento de Derecho de esa sede universitaria.

El cambio en la educación en ese campo, al menos en la educación superior, no debe limitarse a la información de las garantías fundamentales de los seres humanos, sino a su cualidad esencial, con un germen de solidaridad que motive a actuar con altruismo y filantropía.

Todas las áreas jurídicas se cruzan de una y otra forma con los derechos humanos, es esa la transversalidad a que se refiere y tanto las asignaturas más pragmáticas como las más conceptuales, las del derecho adjetivo o las del sustantivo, o bien las que estudian la normatividad nacional o internacional, todas tienen que ver con la protección a las personas.

Desde siempre se ha criticado a los estudiosos del derecho por abordar su objeto fuera del contexto social, económico, político e histórico, y por evitar el acercamiento con disciplinas que pudieran resultar más próximas de lo que a simple vista podría suponerse.

Hace apenas algunas décadas se planteó la posibilidad de estudiar el derecho en sentido interdisciplinario, por lo que muchos planes de estudio introdujeron contenidos de otras ramas del saber con el objeto de hacer la comprensión de lo jurídico más amplia y mayor relacionada, entre ellas la política, la economía, la sociología, la historia y la antropología.

A pesar de que la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad suenan atractivas, la realidad es que este quehacer lo realizan todavía pocas personas, prácticamente algunos juristas que, con mentalidad abierta, han podido encontrar virtudes utilitarias en la relación del derecho con otras ciencias, mientras tanto, cuando se está ajeno a los avances epistemológicos de la ciencia jurídica, la visión tradicional continúa.

El doctor Chacón Hernández sugiere en el texto que en las universidades y centros de educación superior se debería pensar más en lo que se quiere para la sociedad y sus miembros y menos en lo que la economía exige.

“La preocupación por la obsesiva adquisición de bienes superfluos es a la vez el privilegio de lo material por sobre lo humano; es la sustitución que impone el egoísmo y desplaza la alteridad, es decir, a los otros, aquellos a los que preferimos ignorar, si no en su existencia, sí en su situación de penuria”.

Enseñar la importancia instrumental de los derechos humanos no es sólo tarea de los programas de estudio en la licenciatura, sino también en los posgrados, en especial cuando muchos profesionales regresan a las instituciones de educación superior a mejorar su preparación, entre los que se encuentran funcionarios del Poder Judicial y a quienes ya corresponde hacerlos valer en sus resoluciones.