Por: Redacción/

La práctica de la homeopatía debería ser erradicada del sistema de salud público mexicano y de la enseñanza en las instituciones de educación superior del país porque no garantiza un efectivo combate de las enfermedades, el tratamiento y cura de los pacientes, señaló el doctor en Ciencias Éticas por la Universidad de Manchester, Gran Bretaña, César Palacios-González.

En la conferencia Medicina alternativa y sistema de salud pública en México, impartida en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó que The National Health and Medical Research Council de Australia reveló que en su ejercicio “no hay condiciones de salud para las cuales haya evidencia confiable de que la homeopatía es efectiva”.

La conclusión se sustentó luego de haber revisado 225 artículos en 2015 –únicas indagaciones que cubrían los protocolos y exigencias metodológicas para ser determinados como investigaciones científicas que posibilitarían evaluar la eficiencia de su práctica– resultado similar al que llegó The UK House of Commons Science and Technology Committee de Gran Bretaña.

El investigador asociado del Centre of Medical Law and Ethics at the Dickson Poon School of Law, King’s College London, consideró incorrecto que el Estado mexicano asigne recursos económicos para una seudociencia, cuando tiene un sistema de salud con un presupuesto escaso y servicios generalmente deficientes.

Esa especialidad contraviene los avances en la química, la física, la medicina y otras ciencias, por lo que “no hay que proporcionar dinero para mantener un ejercicio que no funciona cuando los recursos no son suficientes para cubrir aquéllas que sí marchan”.

El maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México criticó que el sector salud público nacional la sostenga con justificaciones simples basadas en que amplía el modelo de oferta de servicio y la cobertura de la población, favoreciendo el derecho de los usuarios, la libre elección y la disminución del costo de atención, porque sólo demuestra una actitud para exaltar las estadísticas y no la preocupación de la calidad de la atención.

El Estado, con el financiamiento de la homeopatía la legitima, al igual que las universidades que con su enseñanza la cubren “de cierto prestigio institucional o al menos no queda catalogada como charlatanería, lo que propicia que no desaparezca”.

El doctor Palacios-González consideró que sostener su servicio público pudiera tener consecuencias adversas, porque al existir un sector de la población que la elige es como si careciera de un tratamiento médico, con lo que se incrementan los costos a largo plazo para el área sanitaria, generando la propagación de ciertas enfermedades que pudieran terminar con la vida de la persona.

Para el especialista crear conciencia de su ineficiencia requiere de tiempo, porque además de contar con sus defensores la práctica de este placebo data de poco más de un siglo en el país, cuando se abrió el primer hospital homeopático en México el 15 de julio de 1893, durante la presidencia de Porfirio Díaz.