Por: Montserrat Sánchez Maldonado

Gracias a la decisión de los padres de Edson (un niño de 11 años, que perdió la batalla contra un aneurisma cerebral), se permitió al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a través del Programa de Trasplante Hepático, que Patricia Yzaguirre originaria de Tamaulipas, tuviera una segunda oportunidad.

 

El 17 de diciembre de 2003, falleció el infante de 11 años, originario de Michoacán, sin embargo, ahí comenzó la esperanza de otras siete vidas que, gracias a él, fueron salvadas en ISSSTE, entre ellas la de Patricia.

 

Fue en la víspera de Navidad La señora Yzaguirre, de 49 años, a través del Programa Institucional de Trasplantes del Centro Médico Nacional (CMN) “20 de Noviembre” del ISSSTE, fue sometida a una sustitución de hígado, gracias a una donación multiorgánica cadavérica, con lo que superó la cirrosis autoinmune que le fue diagnosticada.

 

Es en el 2001, cuando se instauró el Programa de Trasplante Hepático en ese centro de alta especialidad del Instituto, donde uno de sus impulsores fue el doctor Héctor Diliz Pérez, quien ocupaba el cargo de Jefe de la División de Trasplantes, y coordinó al equipo médico encargado de la intervención quirúrgica de la señora Yzaguirre.

 

“Indudablemente fue un procedimiento que implicó la preparación de una paciente que tenía cirrosis hepática, y las condiciones de Patricia eran bastante delicadas. Durante el trasplante, participaron 15 médicos, grupo que se dividió en el momento de la donación, con dos propósitos: recibir la pieza, trasladarla y preparar a la paciente para la intervención.”, relata Diliz Pérez al detallar que la paciente cumplió con los requisitos para que se llevara a cabo la intervención, es decir, la paciente se encontraba dentro de un rango de edad menor a los 65 años y no padecer ninguna otra enfermedad que pudiera contraindicarlo.

Patricia Yzaguire egresó del hospital a los 11 días después del trasplante. Es maestra de arte, madre de tres hijos y abuela de nueve nietos.  Actualmente vive en Reynosa, Tamaulipas, pero se traslada cada tres meses al CMN para revisión médica, y consume medicamentos inmunosupresores de por vida.

“A casi 12 años de distancia, después de la operación realizada en el ISSSTE volví a nacer, tengo una calidad de vida excelente y nadie me cree que fui trasplantada. Los doctores que me intervinieron fueron mi familia. Tuve la bendición de que me donara un niño, a mí y todos los que estamos vivos” manifestó la señora Yzaguirre.

De acuerdo con el Instituto, los padres del pequeño Edson, decidieron donar sus órganos, entre ellos los dos riñones, las válvulas del corazón, las córneas, el hígado y la piel, que ayudaron salvar siete vidas.