Por: Carolina Carrasco 

Don Tomás Ramirez, padre de uno de los tres estudiantes asesinados en las primeras horas de la agresión que sufrieron los normalistas de Ayotzinapa hace dos años en Iguala, Guerrero, está lejos de ser un activista social que busca derrumbar al gobierno. Sólo quiere justicia para su hijo. Y así los padres de otras 43 personas, que aún siguen desaparecidas, arrancadas, por las razones que fueran, de sus familias, sus amigos, y sus sueños.

La voz de esos padres ha sido escuchada en todos lados; se convirtió en un eco de la violencia que el país padece, y su petición de justicia ha sido acogida y vuelta estandarte por todas esas personas que también buscan a uno de los suyos.

Fue por eso que en mayo de 2015, la Sociedad de Estudiantes del Colegio de México decidió que era necesario otra vía de expresión al dolor de los padres, y  decidió hacer el libro conmemorativo Faltan más: 43 voces por Ayotzinapa.

El libro reúne textos que no sólo ayudan a comprender el hecho en sí, te dan una mirada más profunda al dolor que significa perder a un hijo, a un hermano, a un compañero, en un acontecimiento que simplemente no debió ser.

La primera parte de esta antología, titulada Voz, es una serie de entrevistas con la madre y el padre de Julio César Ramírez Nava, y la familia de Julio Cesar Mondragón, dos de los muchachos masacrados durante la noche del 26 de septiembre.

Sus palabras retratan a dos jóvenes que, lejos de ser los rostros de una lucha incesante por justicia, sólo querían salir adelante.  Marissa, la viuda de Julio Cesar Mondragón, pide en sus declaraciones que no nos apartemos de los 43, ni de la muerte de los tres chicos caídos esa noche, “que nos unamos a esta lucha constante y que hagamos una oración fuerte hacia Dios que es el Juez Todopoderoso. Que si no hace justicia aquí en la tierra, lo hará allá, en la tierra de arriba.”

Esta antología, electrónica y de descarga gratuita, es el resultado del trabajo de 43 colaboradores, entre autores, diseñadores, editores y compiladores, todo con el único fin de no olvidar; es un esfuerzo para pelear contra la politización del dolor de los padres, y el esfuerzo constante del gobierno para minimizar la tragedia. A dos años de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, que las voces de los padres no se dejen de escuchar.