Por: Mugs Redacción

La diversidad de bivalvos comprende más 10 mil especies, algunas de ellas muy conocidas, como las almejas, las ostras y los mejillones. Representan un componente de gran importancia en prácticamente todos los hábitats acuáticos, tanto marinos como dulceacuícolas, dijo Sara Alicia Quiroz Barroso, adscrita al Museo de Paleontología del Departamento de Biología Evolutiva, de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

Este grupo constituye una clase de moluscos que se caracteriza por la compresión lateral de su cuerpo protegido por una concha bivalva, la pérdida de la rádula y las modificaciones del manto y las branquias.

La académica, junto a un grupo de estudiantes del Museo de Paleontología, se ha dedicado a la investigación de aspectos tafonómicos y paleoautoecológicos de bivalvos fósiles de México. Con los primeros se analizan las alteraciones que han sufrido sus restos, desde la muerte de los organismos hasta que son encontrados como fósiles en la actualidad.

Los segundos se basan en la comprensión de la manera en que las modificaciones en su morfología les ha permitido adaptarse a un medio particular, pudiendo inferir cómo se mantuvieron los ya extintos y comprender los diversos modos de vida que se han desarrollado a lo largo de su evolución.

En México, explicó Quiroz Barroso, hay afloramientos de casi todos los sistemas geológicos, pero la historia compleja de nuestro país ha repercutido en el registro del grupo. Durante la mayor parte del Fanerozoico, la litósfera del territorio ha estado cubierta por mares poco profundos, por lo que gran parte del registro geológico corresponde a comunidades que se desarrollaron en estos ecosistemas.

Desde el Fanerozoico, hace aproximadamente 541 millones de años, y abarcando todos los periodos geológicos, han dejado un registro fósil que incluye conchas inalteradas y mineralizadas, moldes, e incluso evidencias de excavaciones y perforaciones en lo que alguna vez fue el sustrato que habitaron.

En la era Paleozoica, presentaron una menor abundancia que otros grupos, como los braquiópodos, pero su diversidad se incrementó en la exploración del ecoespacio, por lo que fue uno de los grupos que sobrevivió a las grandes extinciones del Pérmico y que logró recuperarse.

En el Mesozoico se desarrolló una extensa plataforma cubierta por las aguas del mar de Tethys donde existieron, entre otros, abundantes rudistas y ostras que conformaron bancos o estructuras arrecifales, mitílidos perforadores de conchas y coral, foládidos perforadores de madera, trigónidos excavadores semi-infaunales, así como especies de los órdenes Veneroida y Pholadomyoida que llegaron a excavar a profundidades mayores con respecto a la interfase agua-sedimento.

Para el Cenozoico, los grandes cambios en la geografía del territorio mexicano propiciaron un aumento en la diversidad, por lo que el número de modos de vida se incrementó ampliamente.

La diversidad del registro presenta cambios importantes a través del tiempo y del espacio, resultado de las tendencias evolutivas generales del grupo y de los cambios geográficos y ambientales que han ocurrido en la historia geológica de nuestro país, concluyó la universitaria.