Por: Redacción

El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), de la Cámara de Diputados, señaló que en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un asunto que debiera discutirse es el de un posible acuerdo sobre las políticas domésticas agroalimentarias, debido a que se han presentado conflictos con diferentes actores del sector.

En México, por ejemplo, los productores se quejan frecuentemente de que en Estados Unidos se proveen más subvenciones, a las que se les destinan más recursos, que en nuestro país, “por lo que la competencia que se da en el marco del TLCAN no es equitativa”.

En el documento “Análisis de la política agrícola común de la Unión Europea, con reflexiones para el proceso de integración de América del Norte”, el CEDRSSA subrayó que, por otra parte, en el vecino del norte también ha habido desencuentros con algunos programas de apoyo, como el relativo a las importaciones de azúcar provenientes de México.

Los productores de ese país argumentaron que las políticas de subsidios habían contribuido al incremento significativo en las importaciones de azúcar desde México, lo que había conllevado a caídas en los precios y daños económicos en Estados Unidos.

Precisó que una opción para regular los programas de apoyo al campo han sido los convenios suscritos en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), tal como el Acuerdo sobre la Agricultura que establece límites y controles a las medidas de los países miembros, entre los cuales se incluyen Canadá, Estados Unidos y México.

Sin embargo, hay consenso en que los esfuerzos realizados han sido insuficientes, por lo que la OMC es actualmente el foro de nuevas negociaciones en el marco de la “Ronda de Doha” (las cuales iniciaron en Qatar en 2001), y uno de los temas de discusión es el establecimiento de regulaciones más estrictas a los programas domésticos.

El CEDRSSA subrayó que la alternativa es una política agroalimentaria común para la región de América del Norte, similar a la Política Agrícola Común (PAC) que opera en la Unión Europea (UE).

La PAC tiene objetivos conjuntos para toda la zona de la UE, tal como el “incrementar la productividad agrícola, fomentando el progreso técnico, asegurando el desarrollo racional de la producción agrícola, así como el empleo óptimo de los factores de producción, en particular, de la mano de obra”.

Esta política se integra de dos pilares primordiales. El primero se refiere al funcionamiento de la Organización Común de Mercados y a los pagos directos a los agricultores; el segundo tiene que ver con la operación de las medidas en favor del desarrollo rural en la UE.

El Centro de Estudios expresó que Canadá, Estados Unidos y México “quieren alcanzar soluciones basándose en sus políticas individuales, pero sería importante voltear a ver la política agrícola común, partiendo de la base que si bien hay diferencias sustantivas entre los tres países, también existe una necesidad de alcanzar objetivos para toda la región, en lugar de beneficios particulares en cada nación, contribuyendo con ello a una integración más armónica del sector”.