Por: MUGS / Redacción

El yoduro es un componente esencial de las hormonas tiroideas, que juegan un papel crítico en el desarrollo y maduración del sistema nervioso central, músculo esquelético y pulmones, así como en el metabolismo intermediario de todas las células, afirmó en la UNAM Nancy Carrasco, profesora en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.

En el marco del Seminario del Instituto de Fisiología Celular, la experta explicó que se concentra no sólo en la glándula tiroides, sino en la mamaria lactante, importante para que el bebé sea capaz de sintetizar hormonas basadas en la tirosina.

Si no tenemos suficiente, por una dieta escasa o porque el paciente sufre alguna mutación en su transportador, no se producen las cantidades adecuadas de tiroxina y triyodotironina.

El suministro adecuado es fundamental para prevenir el hipotiroidismo, el cual puede causar bocio (agrandamiento de la tiroides). La deficiencia de yoduro y el consecuente decremento en la producción de hormonas tiroideas en las etapas tempranas de la vida pueden provocar retraso mental y crecimiento insuficiente.

Nancy Carrasco, egresada de la UNAM y única mexicana —electa este año— miembro extranjero de la National Academy of Sciences de Estados Unidos, explicó que hace algunos años no se sabía exactamente cómo se daba el proceso referido.

De ahí surgió su inquietud por estudiar la temática y tras años de dedicación logró identificar por primera vez el gen que codifica la proteína que transporta y concentra el yoduro en la tiroides: el simportador de sodio y yoduro (NIS). Además, pudo reconocer que este último también desplaza activamente el yoduro en otros tejidos como las glándulas salivales y mamarias lactantes.

Desde hace más de 65 años se ha aprovechado la presencia de NIS en las células tiroideas cancerosas para tratar a pacientes con yoduro radioactivo, administrado tras la extracción quirúrgica de la glándula situada en la tráquea. Este tratamiento es eficaz para destruir metástasis y células residuales afectadas; además, no es muy caro y tiene pocos efectos secundarios.

Actualmente, la profesora de Yale indaga si puede utilizarse el mismo método en padecimientos similares. Sin embargo, se trata de un esfuerzo a largo plazo que involucra terapia génica. Hasta ahora se han hecho estudios en varios modelos animales con buenos resultados.

Por ello, existe gran interés por tratar de esa manera a individuos con esta enfermedad neoplásica, pero en modalidad extratiroidea; no obstante, aún queda mucho por avanzar en el rubro, destacó.

Para protegerse del hipotiroidismo, del bocio y sus consecuencias, es necesario consumir suficiente sal yodatada o comer productos del mar, señaló Carrasco.

En la costa norte de España en el siglo XIX se consideraba un signo aristocrático padecer agrandamiento de la tiroides, porque sólo la gente rica podía comprar carne y limitar su suministro de yoduro, algo inusual en un pueblo conformado por pescadores.

En China este padecimiento era común hace poco, aunque en los últimos años realizan una campaña para crear conciencia entre los ciudadanos sobre la relevancia de incluir sal suplementada con yoduro en sus dietas, lo que ha bajado notablemente la incidencia.

No obstante, aún hay lugares en el mundo donde la carencia referida es endémica y no sólo en países poco desarrollados. “Existen regiones en los Alpes con estos problemas”, concluyó