Por: Redacción/

Hasta 75 por ciento de la población mundial ha tenido contacto con el parásito que provoca la toxoplasmosis, enfermedad parasitaria ocasionada por el protozoo Toxoplasma gondii y que puede causar infecciones desde leves hasta mortales, que dañan principalmente al feto, en el caso de mujeres embarazadas.

De manera equivocada se cree que esta zoonosis sólo se transmite de gatos a humanos, pero cualquier especie animal (incluido el hombre) que coma carne o verdura contaminadas, o entre en contacto con un ooquiste infectante (huevecillo encontrado en las heces de gatos infectados), puede contagiarse, afirmó Jesús Marín Heredia, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.

Además, resaltó, no todas las personas que tienen contacto con Toxoplasma gondii adquieren la enfermedad, porque en la mayoría de los casos tienden a desarrollar anticuerpos. “Por lo general creamos inmunidad y sólo quedan quistes en los tejidos, que no causan ningún problema”.

Durante muchos años y de forma errónea, o por desconocimiento, algunos médicos generales y ginecólogos han recomendado separar a los gatos de sus dueños por creer que son los principales transmisores.

“Según estudios, las personas con esos animales o sin ellos tienen la misma proporción de toxoplasma, así que no influyen para adquirir la enfermedad, que también se puede contagiar por consumo de carne cruda o mal cocida, y vegetales contaminados”, reiteró.

Probablemente esta idea tiene origen en el hecho de que los gatos son, de todas las especies a las que afecta la toxoplasmosis, los únicos que fungen como hospederos definitivos, es decir, sólo en ellos el parásito completa su ciclo, y en una de sus fases pasa por el intestino, en donde producen un ooquiste que puede contagiar a animales como la oveja, el caballo, el perro, cerdo, e incluso a una persona.

No obstante, insistió Marín Heredia, es muy difícil que el propietario se contagie a través de su mascota; para ello, el ooquiste eliminado en las heces del gato debe esporular (fase infectante); y para conseguirlo requiere de una temperatura adecuada, humedad y de un período mínimo de 24 a 72 horas, y el nuevo hospedero debe estar en contacto con la materia fecal contaminada, ya sea directamente o a través de vectores como las cucarachas. Estos riesgos se evitan con medidas básicas de higiene.

Aun así, en la mayoría de los casos sólo se desarrollan anticuerpos, el problema surge cuando llega a personas con alguna enfermedad inmunosupresora o embarazadas, pues en las primeras puede ocasionar enfermedades respiratorias como neumonía, o trastornos neurológicos, y las segundas corren riesgo de sufrir un aborto. De igual manera, mujeres susceptibles pueden presentar infertilidad.

“Se ha satanizado al gato y en realidad no es la principal fuente de contagio; de hecho, hay muchas embarazadas que tienen este animal de compañía y no presentan ninguna complicación. Además, si el propietario limpia una vez al día el arenero, nunca habrá un quiste esporulado en el ambiente”, concluyó.