Por: Redacción/

El espacio público de la capital de México no es democrático y mucho menos justo al responder principalmente al capital privado, afirmó la doctora Carla Alexandra Filipe Narciso, ponente en el Seminario Ciudad en disputa. Planeación, participación y nuevas desigualdades urbanas desde la escala barrial, realizado en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Por mucho que la esfera pública democrática prometa apertura y accesibilidad, nunca podrá ser una comunidad por completo inclusiva o plenamente constituida, toda vez que el único elemento intrínseco de la construcción de las áreas comunitarias es el poder, dijo la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esos componentes son tratados como productos que forman parte de un marketing territorial con la creación de zonas empresariales en las que se reducen los impuestos locales y se generan asociaciones público-privadas y nuevas formas de promoción.

“La reproducción de estos mecanismos se legitima a través de políticas urbanas que en el papel reivindican un discurso universalista de respeto a los derechos humanos, el interés colectivo, la democracia y la pluralidad, aunque en realidad carezcan de todo eso”, explicó la especialista al dictar la conferencia El mito neoliberal del espacio público: la conformación ideológica de un mecanismo de control y dominación socio-espacial en México.

Al convertirse en bienes empresariales son regidos con base en la productividad y la competitividad urbana, es decir, luchan por conseguir inversión de capital y tecnología, así como por atraer industrias y negocios al ofrecer precios idóneos, servicios de calidad y mano de obra barata y calificada.

Para la experta esta estructura urbana y espacio público ha derivado en la concepción de varios tipos de metrópoli que pueden encontrarse en la Ciudad de México.

Una de ellas, que denominó patria, intenta transmitir un orgullo por formar parte de un lugar de nivel internacional, con valores abiertos y hogar de innumerables culturas y tradiciones, pero en realidad esta estrategia ha contribuido al desplazamiento de las comunidades locales.

La urbe también funciona en un esquema de empresa –en el que las constructoras juegan un rol fundamental– cuando concentra en determinadas zonas proyectos para revalorizar el costo del suelo.

Entre los mecanismos empleados en la capital del páis para reconfigurar su estructura se encuentran: la Zona Espacial de Desarrollo Controlado (ZEDEC), los Corredores de Inversión y Desarrollo (CIDS), las Zonas de Desarrollo Económico Social (ZODES) y las Agencias de promoción de Inversiones y Desarrollo para la Ciudad de México.

Así, se han desarrollado proyectos como la restauración de bajo puentes, nuevas zonas habitacionales construidas por la iniciativa privada, centros de transporte público y recuperación de áreas verdes.

Sin embargo, esta reconfiguración se ha concentrado en las alcaldías con mayor poder adquisitivo, con el supuesto argumento de generar capital en dichas zonas para favorecer a las de menor desarrollo y poder adquisitivo, por lo que en su mayoría esos planteamientos se encuentran en las alcaldías Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Coyoacán y Cuauhtémoc.