Por Redacción

El sector científico del país necesita crecer y robustecerse institucionalmente, así como estrechar vínculos con la industria para crear una sinergia que beneficie a la educación y al desarrollo económico nacional, coincidieron expertos reunidos en la UNAM.

En los Foros Universitarios. “La UNAM y los Desafíos de la Nación”: ciencia, tecnología e innovación en un mundo globalizado, que se llevó a cabo en el teatro de Universum, Museo de las Ciencias, José Franco, director del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCT) e investigador del Instituto de Astronomía, dijo que se requiere un sector más robusto. “Necesitamos quitarle fragilidad al sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)”.

En la mesa dos, dedicada a “La conducción y la vinculación de los sectores ciencia, tecnología e innovación”, Franco, quien fungió como moderador, indicó que en vez de una Secretaría de Ciencia, la institución rectora del sector debe ser un organismo autónomo, para garantizar que sea un científico y no un político quien la dirija (esta propuesta ha sido presentada por un grupo de académicos de la UNAM ante la sociedad y autoridades).

Enrique Cabrero, director del Conacyt, coincidió en avanzar al Consejo hacia un modelo de organismo autónomo, semejante a la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos. “Así garantizaríamos que no se apegue a los sexenios, sino que haya una autonomía con la que se haga política científica a 20 o 30 años y se proteja a la institución de los vaivenes políticos”.

Asimismo, planteó que el próximo director del Conacyt permanezca al menos ocho años en el cargo para dar mayor continuidad a los procesos. Reconoció que en México la inversión para el sector está muy por debajo de lo que debería; aunque ha evolucionado de 0.49 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2012, a 0.51 en este 2017, está muy lejos del prometido uno por ciento para esta administración.

Tras resaltar que en este año en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) hay 27 mil 66 miembros, que se han otorgado 162 mil 554 nuevas becas anuales y que hay mil 298 Cátedras Conacyt para Jóvenes, recomendó fortalecer el desarrollo regional al seleccionar áreas científicas y tecnológicas en sitios donde haya una vocación intelectual e infraestructura necesaria. Propuso avanzar hacia las economías regionales del conocimiento con proyectos locales eje en cada entidad. “Necesitamos una política de ciencia, tecnología e innovación continua, que no se mueva en 30 años”.

Innovación para educación y desarrollo económico

Por su parte, Alejandro Adem, de la British Columbia University de Vancouver, Canadá, recordó que el objetivo de la innovación es tener un impacto económico, un efecto en la productividad.

El gran reto es vincular sistemáticamente la excelencia académica al crecimiento económico. “Tenemos que consolidar la competitividad de la industria mexicana para hacer más sustentable la investigación básica y abrir oportunidades en la industria a los estudiantes de posgrado”.

Hace falta la innovación, cooperación y colaboración entre universidades y empresas, hasta lograr un puente permanente entre ellas. En esto, subrayó, la UNAM y otras universidades deben jugar un papel fundamental. Además, consideró que la desigualdad en la educación es el problema más grave que enfrenta el sector: “es esencial educar a la población desde la infancia y crear un compromiso social indispensable con la equidad”.

En su oportunidad, Luis Enrique Sucar, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y Premio Nacional de Ciencias 2016, propuso profundizar en estudios sobre inteligencia artificial, una disciplina en la que hay mucho por avanzar y que va del conocimiento más básico sobre qué es la inteligencia, hasta aplicaciones variadas en medicina, robótica y aparatos inteligentes.

La inteligencia artificial, prosiguió, puede tener un gran impacto en la solución de problemas nacionales. “Necesitamos cambiar la enseñanza de la computación a nivel medio, no enseñar paquetería, sino enfatizar las habilidades del pensamiento computacional, y fortalecer esta área mediante centros de investigación dirigidos a ella”.

Por último, Jana Nieto, directora de relaciones interinstitucionales de 3M en México, dijo que existe una relación simbiótica entre empresas de innovación, gobierno y academia, que deben trabajar juntas por la ciencia y el bienestar de las personas.

“En esta empresa el 5.8 por ciento de las ventas están destinadas a investigación, y el resultado es que tenemos 380 patentes”. También consideró fundamental que las compañías tengan un compromiso social, como la sustentabilidad en sus procesos.