Por: Redacción

Así como en 1869 Dimitri Mendeléiev describió en su famosa tabla periódica de los elementos un orden para los elementos químicos según su número atómico, configuración de electrones y propiedades químicas, en el transcurso del siglo XXI la biología y la medicina modernas contarán con dos tablas periódicas para entender al organismo humano y muchas de las enfermedades que lo aquejan.

Una está lista, aunque hay que profundizar y estudiar mucho de ella; es el Mapa del Genoma Humano. La otra se está construyendo y es el Atlas de Células Humanas, afirmó en la UNAM Eric S. Lander, director del Broad Institute, perteneciente al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard, ambos de Estados Unidos.

De visita en la Universidad Nacional para ofrecer una conferencia en la Facultad de Medicina (FM) –la primera de un seminario que esa instancia académica y la Fundación Carlos Slim realizarán sobre diversos avances médicos–, el matemático, biólogo molecular y genetista indicó que ambas tablas periódicas serán herramientas fundamentales para la investigación biológica y médica en este siglo.

En el auditorio Raoul Fournier, el invitado habló ante estudiantes, profesores y autoridades que abarrotaron el recinto. Acompañado por Germán Fajardo Dolci, director de la FM, y Roberto Tapia Conyer, director general de la Fundación Carlos Slim, consideró que los investigadores mexicanos tienen mucho que aportar a estas dos herramientas, pues tienen alto nivel académico y son líderes en América Latina.

“Ya contamos con tres mil millones de letras de ADN del genoma humano y hemos comenzado a usar esta herramienta mapeando genes de enfermedades, pero hay padecimientos mendelianos (o monogénicos), causados por la alteración o mutación en la secuencia del ADN de un solo gen, y los hay poligénicos, donde la alteración o mutación está en varios genes, generalmente en distintos cromosomas”, explicó.

En este punto leer y entender el Mapa del Genoma Humano comienza a complicarse, pues no actúa de forma lineal y menos de manera aislada, añadió. Por el contrario, está afectado por cuestiones ambientales, como la alimentación de las personas, la falta de ejercicio físico y los estilos de vida.

Desde 2006 está listo, pero fue necesario “remapearlo” y hoy casi cada variación común del genoma humano se conoce y está en la base de datos. “Por eso además de perfeccionarse se ha abaratado en costos”, resaltó.

Atlas de Células Humanas

Dentro de aproximadamente una década estará listo el Atlas de Células Humanas, que describirá los tipos y características de las células humanas en todos los órganos y tejidos del organismo humano. Funcionará como una enorme base de datos y será referencia global en su disciplina, adelantó el científico.

Estudiadas desde la antigüedad, las células son las estructuras más pequeñas de los seres vivos, y realizan tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción. “De diferentes tipos, formas y tamaños, debemos profundizar en ellas y en sus interacciones para saber cuándo se encienden o se apagan y por qué lo hacen”, expuso Lander.

Las dos nuevas “tablas periódicas” funcionan de manera paralela y se afectan mutuamente, así que estudiar sus interacciones también es importante.

“Sabemos que la variación genética contribuye a la enfermedad y que algunas células, como las tumorales, son síntoma de que el mal avanzó. Ahora debemos profundizar en cómo se relacionan y cómo afecta a genes y células el medio ambiente en que nos desarrollamos, que es otro factor importante”, apuntó Lander tras reconocer que uno de los grandes problemas que enfrenta el ser humano es cambiar sus hábitos de vida.