Por: Omar Marroquín

Entre los años 2006 y 2013, la Secretaría de Salud (Sedesa) de la Ciudad de México aplicó 357 mil vacunas para prevenir y evitar el desarrollo de hepatitis A y B, lo que coadyuvó a disminuir el índice de defunciones en la capital del país de 2.8 a 1.5 la tasa porcentual, informó hoy el Gobierno del Distrito Federal (GDF).

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la última cifra más elevada de mortalidad que ha tenido la Ciudad de México fue en 2006, cuando se registraron 247 muertes con una tasa porcentual de 2.8 por cada 100 mil habitantes.

Posteriormente, en 2009 disminuyó a 169 casos con tasa de 1.9, y en 2013 la tendencia se ubicó en 134 defunciones con una tasa de 1.5 por ciento.

De 2014 a mayo de 2015 se registraron dos mil 246 casos de hepatitis, de las cuales mil 315 fueron de tipo A; 205 tipo B; 350 tipo C y 376 de hepatitis virales agudas. El grupo de edad que registró un mayor número de casos fue el de las personas entre los 25 y 44 años.

La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por uno de los cinco virus de la hepatitis A, B, C, D y E. Se transmite a través de distintas vías, la hepatitis A y E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados.

La hepatitis B, C –que suelen  conducir al cáncer de hígado y cirrosis– y D ocurren generalmente como resultado del contacto con fluidos corporales infectados como en la realización de procedimientos quirúrgicos o perforaciones con equipo no esterilizado o contaminado con sangre infectada. Esto ocurre en consultorios, clínicas de belleza y lugares de aplicación de percings y tatuajes.

Otra forma de transmisión es compartir jeringas y agujas, por lo que previo al empleo de estos implementos deben ser esterilizados y desechables para evitar contagios.

Todos estos virus causan hepatitis aguda caracterizada por fatiga, pérdida de apetito, fiebre e ictericia. Sin embargo, la mayoría de las personas se recupera completamente.

La hepatitis se puede prevenir y si las personas que la padecen se diagnostican a tiempo, la mayoría se recuperan completamente.