Por: Arnulfo Roque Huerta/

Antes de salir de vacaciones se suscitó un problema entre los alumnos de la secundaria en la que trabajo; debo decir que no fue algo sencillo pues la situación se tornó en acoso escolar contra una alumna, quien dicho sea de paso es tranquila y no ocasiona ningún tipo de dificultad. Del mismo modo los alumnos que incurrieron en la falta no son de los que se les tenga que estar llamando la atención a cada rato, por el contrario mantienen regularmente un comportamiento aceptable y calificaciones promedio.

Sin dudarlo citamos a reunión a los padres de los involucrados para hacerlos partícipes de la solución para resolver este caso que sin exagerar fue inédito hasta ese momento. Debo decir que la escuela no es adepta a disciplinar con castigos, sino haciendo consciencia en padres y alumnos para no recaer en el problema a solucionar; así pues se llegó al acuerdo con los padres de una sanción que hiciera reflexionar a los chicos y al mismo tiempo concientizar a los demás estudiantes que forman parte del colegio y que estaban enterados de la situación.

Uno de los padres no estuvo del todo de acuerdo y se negó a aceptar los convenios pero en esta columna no deseo hablar de ello pues hoy deseo rescatar las buenas acciones y decisiones de los padres que sí ayudan en la educación de los chicos al enseñarles a responder por sus acciones y responsabilizarse desde temprana edad por decisiones mal tomadas lo cual a la larga rendirá sus frutos y traerá crecimiento y madurez.

Hoy quiero felicitar a esos padres que aún con la posibilidad de poder evitar la sanción vieron en ésta una manera de resarcir de alguna manera el daño no solo a la chica ofendida sino a la escuela y a la sociedad que intenta eliminar por completo estos casos que tanto daño hacen.

Quiero narrar que al ver muy molesto a uno de los padres y negarse a la resolución tomada en consenso la institución creyó injusto castigar a los demás involucrados por lo que siendo imparcial les otorgó la oportunidad de decidir renunciar a la sanción a la que sus hijos se habían hecho acreedores, sin embargo pidieron que la sanción se aplicara conforme el acuerdo para no dejar pasar las malas acciones que a veces con o sin intención se cometen.

Es para mí un verdadero placer ver como los padres colaboran en el crecimiento de sus hijos pues no es sencillo aceptar que nuestros vástagos están involucrados en actos que deshonran la buena disciplina que reciben en casa; no es para nada fácil pero en el futuro es gratificante darse cuenta que se actuó con sensatez para ver crecer a los chicos de la manera más saludable posible y poniendo todo de nuestra parte para que el camino sea lo más recto y aceptable que se pueda.

También rescato de estos padres que al concluir la reunión se acercaron a la madre de la afectada para con humildad y sencillez pedir disculpas en nombre de sus hijos y comprometerse a que sus hijos también se disculparían con la chica a la que habían afectado, buscando con ello arrancar de raíz este fenómeno que tanto afecta a la sociedad. Claro está que la institución también trabaja en ello y que por ningún motivo señalará a nadie o juzgará a los alumnos ni mucho menos intentará obligar a los padres a tomar una forma de disciplina para sus hijos, pero lo que sí pude hacer es poner a disposición de estos todos los recursos disponibles para el apoyo y la resolución de tales situaciones.

No olvidemos que la educación viene de casa, el colegio ayuda sin duda, pues en él se enseña el concepto de los valores pero son los padres en el hogar los que tienen que darle significado. En la escuela se habla de respeto pero es en la casa donde se enseña a practicarlo, en la escuela se les muestra el camino pero son los padres de familia los que les tienen que ayudar a recorrerlo, el chico estará en el colegio hasta que concluya su educación y los profesores estaremos con ellos mientras tanto, pero los padres de familia estarán con ellos toda la vida.

Concluyo con una frase de Juan Bosco: “Tengamos muy presente que los niños de todas las edades poseen una cosa común: Cierran los oídos al consejo y abren los ojos al ejemplo”.