Por: Arnulfo Roque/

Hace algún tiempo escribí una columna sobre este mismo tema el cual retomo por la necesidad de que el padre de familia termine por darse cuenta que este tipo de problemáticas los está rebasando, que es momento de hacer algo e involucrarse más con sus hijos pues aunque los profesores les hemos hablado de este riesgo y en algunos colegios han llevado a expertos para que los orienten no ha sido suficiente por lo que el sexting ha rebasado límites y ha llegado hasta los planteles de nivel primaria.

Así es, han leído bien, la semana pasada la noticia se abrió paso en los medios de comunicación indicando este hecho tan lamentable: niñas de primaria compartiendo fotos sexuales a través de redes sociales. El fenómeno se había dado ciclos anteriores en preparatorias y secundarias sin que escuelas, autoridades educativas y padres de familia pudieran hacer nada, solo decidieron hacer como que no pasaba nada o que el problema había disminuido y ahora tenemos este resultado.

Investigando nuevamente las causas, el resultado es una y mil veces el mismo: “ocio”. Los chicos llegan a casa en su mayoría a no hacer nada, a tomar el celular o la computadora y pasar horas y horas charlando con sus compañeros del colegio o peor aún con totales desconocidos. Según la RAE el ocio es la cesación del trabajo, la inacción o la total omisión de la actividad; con este significado me quedan claras dos cosas, la primera atañe al chico y la segunda al padre de familia.

Partamos pues de la responsabilidad del chico (aclaro que no quiero generalizar) pues es bien sabido que aunque el fenómenos de sexting es cada vez más común todavía no podemos establecer que es un problema general, es decir aún hay jóvenes que no son arrastrados por esta problemática; pues bien, aclarado esto puedo asegurarles que hay en el joven una inacción impresionante, no encuentran motivación para realizar alguna actividad física o al menos una caminata por las calles de su localidad.

Cada vez les atrae menos el deporte, la danza o cualquier actividad que requiera esfuerzo, se han hecho esclavos de las consolas de video juegos, los celulares, las tabletas y de todos los gadgets que hoy día llegan con mucha facilidad a sus manos.

Sin duda alguna esto ha abierto puertas a mundos a los que un niño no debería tener acceso pues aunque la misma sociedad insista por corromper a los pequeños y hacer creer que esto es normal, tenemos que comprender que los niños tienen que crecer sanos física y mentalmente y las redes sociales no ayudan en nada para este propósito, por lo contrario lo desvían y lo hacen prácticamente imposible.

Ahora bien en cuanto a los padres de familia también han caído en el ocio es decir han cesado en su trabajo de ser padres y se conformaron con ser proveedores, con hacerles llegar un plato de comida, vestimenta, recursos básicos y poco más, así como poner en sus manos todos esos gadgets sin asegurarse del adecuado y limitado uso de los mismos; han cesado su trabajo de orientadores para darle paso a los buscadores de internet como único medio de información para sus hijos, han cesado su trabajo como consejeros para dar paso a desconocidos o amigos de quien sabe dónde y con quien sabe qué fin.

Muchos padres omitieron ya su trabajo como primer educador, responsabilizando a las escuelas y profesores sin entender que estos tienen otra función en la vida de sus hijos y que los únicos responsables del futuro de sus vástagos son ellos mismos y como ya se ha repetido muchas veces en las escuelas los profesores solo estamos con los chicos un ciclo escolar o tal vez un poco más, pero el padre estará con ellos todo el tiempo que la vida les permita, por lo que intentar delegar tan importante responsabilidad en los docentes es un error que desgraciadamente se comete cada vez con mayor frecuencia.

No escribo esto con afán de molestar, ofender o criticar a nadie sino simplemente para dar una respuesta lo más objetiva sobre este problema con el que aunque parezca nuevo ya lleva algunos años dañando a jovencitas y jovencitos que son presa fácil para las redes sociales y todos sus vicios, por lo que sin duda es necesario más trabajo y menos ocio.

Finalmente una frase de Ovidio para su reflexión: “Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas.”