Autor Arnulfo Roque Huerta 

El reloj marca las 12:00 horas, la temperatura 16 agradables grados, el Palacio de Minería se nota pletórico, imponente, único. Desde el ingreso el olor a libro nuevo atrapa, las editoriales tienen organizados sus stands de manera impecable; el ambiente enamora, la gente sonríe, los amantes de la lectura se sienten como pez en el agua y quien ha comprado el título que anhela sale con él como niño con juguete nuevo. No se sabe por dónde empezar o por dónde terminar, se desearía ver todo al mismo tiempo pero se debe realizar el recorrido que por sí mismo te va guiando por los pasillos y salas del histórico palacio.

Este año más que ver los libros me di a la tarea de observar a los asistentes, ver sus reacciones y descubrir sus intereses en cuanto a literatura. Como siempre llegó gente de todos lados, de todas la edades y de todas las ocupaciones; me dio mucho gusto ver a bastantes jóvenes interesados en las presentaciones de libros, las conferencias y los talleres, pero sobre todo saber que el interés por la lectura se mantiene vigente aun cuando la tecnología avanza y no se detiene presentado mil atracciones que hace más fácil olvidarse de los libros.

Alguien alguna vez me comentó que los libros terminarían desapareciendo pues ya casi nadie lee, que la era digital aplastaría las hojas impresas, que a pocos les interesaba ya la lectura y la escritura, pero en eventos como estos compruebo que la lectura surgió para nunca desaparecer, que solo hace falta presentarle nuevamente al joven el mundo mágico que los libros ofrecen, además de la cultura, el aprendizaje y el saber qué se consigue al entrar en el mundo de las letras.

Vi muchos niños emocionados recorriendo los pasillos y reconociendo personajes en las portadas de los libros, observé familias completas, padres y madres dando sinopsis de algunos libros a sus hijos y viceversa, hijos hablándoles de comics a sus padres. También me encontré con compañeros maestros que guiaban a sus alumnos en la elección de títulos y estudiantes que venían de busca de algún título demandado por sus mentores; chicos y grandes se entretenían con las narraciones en vivo, las presentaciones de libros se abarrotaban y las horas pasaban inadvertidas sin que en nadie se viera la intención de abandonar el recinto sin asegurarse de haber visitado todos los stands y realizado la mayor parte de las actividades en el programa.

La Feria Internacional del Libro se inauguró el pasado jueves 22 de febrero y termina el próximo 5 de marzo y sin duda los libros siguen guiando a la población mundial en su afán por ser mejores, los libros siguen abriendo puertas a mundos desconocidos y a mundos que aunque son conocidos no siempre se puede llegar a ellos. Los libros siguen mejorando nuestro lenguaje, nuestro conocimiento y por qué no, nuestra felicidad; son pues los libros algo más que papel impreso, son una fuente de inspiración, de esperanza y de progreso.

Cuando uno visita la Feria Internacional de Libro comprende a Borges cuando dijo “siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca” pues en verdad en estos lugares se respira calma, aun cuando hay tanta gente no se escuchan discusiones, la gente se ve y se sonríe, si por error chocan entre sí amablemente se piden disculpas y con un gesto cortés las aceptan, como dije antes las familias se unen, los padres hablan con los hijos, los esposos llevan de las manos a sus mujeres, los niños se comportan, escuchan y ponen a tención, recibiendo como premio en libro que atesoran y sin esperar hasta llegar a casa lo hojean y no lo sueltan sabiendo que es algo similar a un tesoro.

Invito a mis alumnos, a mis compañeros maestros y a mis queridos lectores que se den el tiempo de visitar el Palacio de Minería, para poder ser parte de este magnífico evento pues ya lo dijo Cervantes: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” y no solo es por el saber sino también porque siempre hace falta ver y aún más hace falta andar. Les aseguro que visitar le feria les hará sentir bien y sin duda volverán a casa con una sonrisa y con uno que otro libro.

Concluyo con una frase de J.K Rowling: “Creo que algo muy mágico puede suceder cuando se lee un buen libro”.