Por: Arnulfo Roque Huerta/

Todos los días se escuchan historias que impactan, asustan y preocupan a la sociedad pero muy pocas veces la sociedad se ocupa de que esto cambie; ciertamente surgen campañas, programas y acciones que buscan mostrar que se está trabajando en ello pero la realidad es que las cifras de mujeres desaparecidas, asesinatos y violaciones de menores van en aumento. Las historias que parecen ser sacadas de una película de terror están más cerca de nosotros de lo que imaginamos y muchas veces se ocultan tras la llamada rebeldía, tras las pocas ganas de continuar y aunque no lo crean tras una sonrisa de resignación.

Esta vez quiero contarles la historia de “la chica maravilla”, a la cual le puse este sobrenombre aun sin conocer la historia que me demostraría más tarde que el mote le venía excelente. Esta historia puede ser tomada como ficción, como un cuento de reflexión o como la cruda realidad que es, pero lo dejo a su consideración, solo espero que esto nos lleve a comprender que ningún presidente, ningún tipo de autoridad judicial, ni mucho menos un superhéroe tienen la capacidad de cambiar la cruda realidad que vivimos en la actualidad, pues dicha solución ha estado siempre en nuestras propias manos.

Todos los días la chica maravilla llega a su salón de clase con una sonrisa enorme, de esas sonrisas que provocan a cualquiera para responderles con una parecida, de esas sonrisas que ganan buenas amistades, de esas que indican una felicidad infinita, de esas que ponen de buen humor aun al más apático; la chica maravilla saluda a todo mundo, no tiene enemigos, a nadie le cae mal y todos recurren a ella cuando se sienten desanimados pues saben que encontraran en ella una palabra de ánimo y hasta un reconfortante abrazo que les hará sentirse mejor.

De la escuela ni hablar, la disfruta, se aplica, aprende y siempre se muestra dispuesta a participar en todo lo que sea posible, sus calificaciones son muy buenas y los maestros la reconocen y ven en ella un gran potencial y capacidad de conseguir abrirse camino en este mundo donde las buenas oportunidades son arrebatadas por los más audaces y capaces; si alguien lo puede conseguir es ella sin duda, pues no hay en la jovencita ni un solo indicio de mediocridad o fracaso.

Un día como cualquiera alguien le preguntó el motivo de tanta felicidad a lo que ella respondió tal vez con lo primero que se le vino a la mente: -“porque estoy viva”- dijo, la respuesta satisfizo al preguntón pero creo que a ella no tanto pues estuvo cavilando durante todo ese día tratando de encontrar una respuesta para ella y no para la gente que le preguntara. Sin dejar de sonreír durante todo el día la pregunta la estuvo persiguiendo hasta el final del día cuando se encontró sola en su habitación lista para descansar y esperar el día siguiente para continuar su vida como si nada, aunque ella sabía que eso no era nada fácil.

La noche cayó en su habitación y la profunda oscuridad apareció como cada noche, desde aquella que su recuerdo no le permite olvidar; la luna se aprecia perfectamente desde su ventana la ve tan grande y tan cerca como aquella noche en que todo comenzó…

La chica maravilla corre a la edad de 5 años se divierte, sonríe, sueña despierta, para ella todo es maravilloso, disfruta igual de las mañanas como de las tardes y las noches, aún más estas últimas pues desde su habitación se aprecia perfectamente la enorme y brillosa luna con quien platica siempre que se encuentra en la soledad de su recámara; ha prometido que cuando crezca se convertirá en astronauta y la visitará para contarle más de cerca todos los secretos que noche a noche le comparte hasta quedarse dormida. Así transcurre la vida de la niña, sin preocupaciones y con muchas ganas de seguir creciendo y conquistar el mundo.

Una tarde, sin comprender por qué su mami le ha dicho que deben irse de casa, que recoja su ropa, sus juguetes y todo lo de importancia para ella… no saldrán de vacaciones, se irán para siempre, la madre no tiene pensado volver jamás, pero como la chica es pequeña no le dará explicaciones aunque ella las requiere para entender qué es lo que pasa. En realidad la madre no habla con ella pues no sabe cómo explicar, no tiene idea de cómo se habla con una pequeña de tan solo 5 años sobre la incapacidad de los adultos de resolver problemas, no sabe ni ella misma cómo definir la palara divorcio, mucho menos sabrá explicárselo a su pequeña hija quien hasta ese momento había estado bien.

Los días en adelante no fueron del todo buenos pues cualquier lugar en el que pudiera estar no era tan bueno como su hogar, como su habitación, como su ventana donde se asomaba cada noche la luna a darle las buenas noches, donde charlaba con ella de todos sus planes hasta que el sueño las venciera a ambas y el sol las despertara para seguir disfrutando de la gran oportunidad de seguir despertando cada mañana. Ahora estaba en otra habitación, sin ventana, sin charlas, sin sueños, aún así la vida tenía que transcurrir y ya se estaba acostumbrando a ello cuando nuevamente en menos de tres meses tendría que cambiarse de casa, de habitación y de vida pues su mamá quería rehacer su vida y comenzar una nueva relación sentimental…

Continuará…