Por:  Arnulfo Roque Huerta/

Siendo que el jueves se festeja el día de la madre y como esta columna es sobre educación y no sobre días festivos, solo me permitiré de inicio felicitar a todas las madres mexicanas, a las profesoras que son madres y especialmente a mi esposa, mi suegra y a mi progenitora. Después de las felicitaciones obligadas paso al verdadero tema de este día y es que hoy quiero hablar sobre los típicos festivales en las escuelas los cuales por cualquier motivo se organizan y muy pocas veces concluyen como se espera.

Pues bien comencemos hablando sobre los famosos números musicales que se presentar en dichos eventos; por supuesto no puede faltar la canción “Señora, señora” y si la entona una niña de las bien portadas mucho mejor pues el efecto en las presentes será el que se espera y hasta una que otra lágrima derramarán las asistentes. De igual forma es casi una ley que algún grupo recite una poesía coral que aunque al final no se entienda mucho de cualquier forma genera sentimiento en las mamás al ver a sus vástagos bien peinaditos dirigiéndoles unas palabras.

Y qué tal el bailable ese que se ensayó durante varios meses y ni aun así queda bien pero de cualquier forma se les aplaude y hasta una sonrisa se les regala a los participantes, sobre todo a los más pequeños quienes poco bailan pero cómo divierten, sobre todo la profesora que en su afán por que lo hagan bien se mueve por toda la parte baja del escenario robándose así el show pues al final todos, alumnos y padres de familia terminan observando a la miss bailando efusivamente.

Por supuesto no puede faltar el número de flautas que desde tiempos inmemoriales se volvieron parte de los útiles escolares de los chicos de secundaria; este es un número prácticamente inamovible, en muchas escuelas es el principal atractivo, casi siempre son las mismas melodías y en ocasiones hasta las mismas flautas pues pasan de generación en generación y la que le compraron al hermano mayor la usa él y los que le siguen. Claro está que no siempre todos se aprenden las melodías pero entre la multitud de silbatinas bien se puede hacer play back y ni quién se dé cuenta.

De igual forma la obra teatral se tiene que hacer presente y los alumnos sacan sus dotes de actores así como los maestros de dramaturgos, claro que estas obras buscan ser lo más originales y reflexivas posibles pero por alguna extraña razón que nadie sabe terminan siendo comiquísimas y muy alejadas del guión original;  pero de que los padres de familias se divierten de eso se puede estar completamente seguro.

Me es necesario decir que se puede ensayar menos y tener mayor calidad, que no todos los alumnos pueden ser cantantes o declamadores, que a muchos se les complica el baile y a otros la música, pero cuando se puede reconocer en el chico su talento entonces se le puede enfocar y explotar verdaderamente su competencia; estoy convencido que la calidad en un festival no depende siempre del alumno sino de aquel que sepa elegir lo que se va a presentar, el cómo presentarlo y quién puede y quiere hacerlo.

Muchos creerán que soy aguafiestas pero yo creo que estos famosos festivales terminan obstaculizando un tanto la educación, pues se le da mucho tiempo a la preparación de los mismos y se pierde gran cantidad de horas efectivas de clase que nunca son repuestas por los docentes, y aunque hoy se podría argumentar a favor de esta situación diciendo que se logran muchas competencias en la preparación y presentación de los números artísticos, entonces yo respondería que hay que asegurarse de que el alumno se empeñe y logré un trabajo magistral.

Sé que me dirán que hacen su mejor esfuerzo pero eso no basta pues desgraciadamente otorgamos un aplauso aunque la representación, el canto o el baile no sean de nuestro agrado y eso solo provoca que el alumno crea que no importan si lo hacen bien, regular o de plano muy mal pues de cualquier forma les será reconocida su mediocridad; sin el afán de ser muy exigente creo que ya que van a ocupar horas efectivas de clase para su preparación tienen la obligación de presentar algo cien por ciento profesional y les aseguro por experiencia que sí es posible.

Estoy seguro que las escuelas deben realizar menos festivales y presentar más ferias de ciencias, talleres literarios, exposiciones y conferencias pues les aseguro que rinden más frutos y sirven más para el futuro del estudiante, además de no representar un gasto sino una buena inversión otorgándole al padre de familia no solo una sonrisa sino la seguridad de que su hijo está aprendiendo, creciendo y desarrollando talentos de mayor utilidad para la vida laboral.

Repito no deseo ser aguafiestas pero me empeño en creer que podemos hacer cosas mejores en la educación dejando de lado la tradición y enfocándonos en la convicción, por ello hoy les dejo esta frase del dramaturgo George Bernard Shaw: “La gente que sale adelante en este mundo es la gente que se levanta y busca las circunstancias que quiere, y si no las puede encontrar, las hace.”