Por: Arnulfo Roque/

Quiero contar esto como una historia ficticia para no comprometer a nadie, así que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y toda coincidencia con la realidad puede ser útil para aprender de ello y poner mayor atención a los acontecimientos al interior de una escuela pues estos llegan en muchas ocasiones a rebasar la ficción llegando a preocupar a quienes buscan lo mejor para los jóvenes estudiantes.

En un lugar de Ecatepec (de cuyo nombre no quiero acordarme) hace ya una semana, un profesor (de esos de los que ya existen pocos) ingresó al salón de clases con una cátedra preparada previamente y con la ilusión de seguir impulsando al alumnado a ser cada día mejores; más desde el inicio notó que tres chicas se sentaron en la parte de atrás del aula lo que era raro pue siempre se sientan al frente y medianamente ponen atención a la clase para lograr ser alumnas regulares.

El profesor aun extrañado continuó su clase cuando una de ellas pidió permiso para ir al baño, el cual le fue concedido regresando un par de minutos después con un par de recipientes con jugo de piña y claro el profesor puso mayor atención en la tres susodichas; por lo que comenzó a preguntarle sobre el tema que se estaba tratado en clase notando en una de ellas una voz rara y entrecortada, así como una risa nerviosa y una actitud fuera de lo normal. El docente convencido de lo que ocurría continuó su clase para evitar el desorden grupal.

Al concluir el par de horas designadas para su enseñanza el profesor pidió a todos que salieran a su descanso a excepción de las tres implicadas a quienes les pidió una explicación, obvio estas negaban toda situación extraña sin embargo ante las evidentes pruebas terminaron por confesar que se les hizo muy sencillo llevar al colegio una botella de una bebida embriagante y compartirla entre varios miembros del grupo, por lo que no solo ellas estaban involucradas en la falta sino casi todo el grupo.

La clase del profesor que las descubrió era ya la tercera es decir que llevan cerca de tres hora tomando e intoxicando su cuerpo sin que nadie se percatara de ello o tal vez si se daban cuenta pero habían preferido ignorarlo pues para muchos es mejor ignorarlo que enfrentarlo. E n fin que las chicas le lloraron al profesor para no ser delatadas pues esto podría costarles su lugar en la escuela y dejarlas sin estudiar para siempre, claro que el profesor no podía dejar pasar esto por alto por lo cual les dijo que le comentaría a la orientadora sobre su extraña actitud sin mencionar lo descubierto, dejándoles a ellas y a su habilidad de mentir su destino inmediato.

El docente hizo como les comentó y partió rumbo a su hogar meditando en la situación y sintiéndose un poco cómplice por no reportar la extraordinaria situación, claro que también sabía que para estas chicas como para muchos más las oportunidades de estudiar son limitadas y si las expulsaban tal vez perderían su única esperanza de encontrar una vida mejor y alejarse precisamente de este mundo de vicios y malos hábitos.

Las chicas terminaron saliendo bien libradas del percance y ya fuera por la complicidad o por ingenuidad de la orientadora lograron continuar con sus clases como si nada aunque tal vez ahora estarán mayormente vigiladas y con un pie dentro y otro fuera de la institución educativa; yo creo que tal vez los profesores si se dieron cuenta de lo que pasaba y de que las chicas estaban alcoholizadas desde la primer hora clase pero decidieron ignorarlo para no meterse en problemas y sé que eso no es correcto pero a veces es lo más conveniente pues se evitan problemas con los padres, los directivos y hasta con los mismos chicos que son capaces de hacer cualquier cosa en contra del profesor como venganza y miren que de ello existen también historias que parecen sacadas de la ciencia ficción (de eso les contaré después).

Sé que un profesor puede hacer como que no pasa nada y voltear la mirada hacia otro lado pero no puedo aceptar que un padre de familia haga lo mismo pues reflexionando un poco me pregunto cómo puede un padre no darse cuenta de las actitudes de sus hijos, de cómo salen o cómo llegan a casa; de las amistades que frecuentan y de las notas que adquieren en el colegio. Es triste ver que un jovencito (a) ya está involucrado en los vicios sin que los padres se den cuenta o que aun dándose prefieran ignorarlo antes que enfrentarlo.

Dije al principio que esto lo tomaran como una historia de ficción pero también dije que muchas veces la realidad supera a la ficción por lo que les pido que no permitan ser superados por la ficción y tanto docentes, como padres de familia y por supuesto los alumnos no permitan ser superados por lo vicios y las malas decisiones pues al fin el resultado de esto lo terminamos pagando todos; aquí les dejo esta frase de Confucio para que la reflexionen las chicas alcoholizadas y todos a cuantos les sirva: “Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.”