Más de 30 millones de argentinos están convocados a elegir mañana domingo a su próximo presidente en una segunda vuelta electoral en la que se disputa el cambio ofrecido por Mauricio Macri y la continuidad prometida por Daniel Scioli.

La jornada de este domingo pondrá fin a un largo proceso en el que se definirá al sucesor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien el 10 de diciembre entregará el poder al ganador de los comicios.

De acuerdo con las encuestas, el favorito es el opositor Macri, un millonario empresario que desarrolló una acelerada carrera política en la que pasó de dirigente del club Boca Juniors a jefe de Gobierno de Buenos Aires durante los periodos 2007-2011 y 2011-2015.

La capital argentina fue el trampolín desde el cual Macri, candidato del frente Cambiemos, fortaleció una estructura partidaria que en su origen fue de derecha, formada por cuadros provenientes de escuelas privadas o vinculados a la Iglesia Católica.

Aunque siempre fue identificado con el neoliberalismo que empobreció al país en la década de los años 90, el candidato opositor asumió una flexibilidad ideológica que le rindió frutos porque formó alianzas con otros sectores y fue acrecentando su aceptación ante el electorado.

El eje de su propuesta se basó en “el cambio”, ante el kirchnerismo que ha gobernado al país desde 2003, aunque prometió mantener los derechos sociales que se adquirieron bajo los 12 años y medio de gobiernos de la presidenta Cristina Fernández y su fallecido esposo y antecesor, Néstor Kirchner.

A sus 56 años, este ingeniero que durante su campaña contó con la protección y el apoyo de los medios más influyentes del país, espera que mañana domingo se confirmen los vaticinios de los sondeos que anticipan su victoria con entre el 51 y el 53 por ciento de los votos.

En el otro lado se encuentra Scioli, el candidato del oficialista Frente para la Victoria que representó la continuidad del kirchnerismo y que inició la campaña como favorito, pero que ahora sólo confía en contradecir a las encuestas que advierten que su techo electoral es del 45 por ciento.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires confiaba en ganar la primera vuelta que se realizó el pasado 25 de octubre, pero terminó sacando apenas el 37 por ciento de los votos, frente al 34 por ciento de su rival Mauricio Macri.

Scioli perdió ganando y Macri ganó perdiendo, ya que los papeles se invirtieron de inmediato y el candidato opositor se posicionó como favorito rumbo a una segunda vuelta electoral en la que puede capitalizar el mayoritario voto antikirchnerista demostrado en las urnas.

La campaña del candidato del gobernante Frente para la Victoria se hizo cuesta arriba, ya que su partido se sumergió en peleas internas y en contradicciones a partir de los negativos resultados electorales del 25 de octubre.

Scioli quedó atrapado entre los oficialistas más radicales que jamás confiaron en él ni apoyaron su postulación, y los antikirchneristas que durante años le reclamaron, sin resultados, que rompiera con la presidenta Fernández.

En medio de las disputas, la campaña de Scioli fue abrazada de manera inesperada por miles de ciudadanos que tuvieron más altura que los dirigentes y que se lanzaron a las calles a promover el voto en su favor, ante la desconfianza que les provoca la figura Macri.

Notimex