Los expatriados mexicanos, aquellas personas que viajan por más de 30 días al extranjero por motivos que no son de placer, es decir, por estudios, trabajo, negocios, misiones o voluntariados, presentan problemas de salud, primordialmente mental, sobre todo ansiedad y depresión.

Así lo demuestra un estudio de la Clínica del Viajero de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, con sede en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que señala que presentan esos problemas el 44 por ciento de quienes se trasladan a América del Sur, 16 por ciento a Europa, 13 a África, 12 a América del Norte, 11 a Asia, uno a América Central y uno por ciento a Oceanía.

También se registran otras enfermedades, como las respiratorias, en cuatro por ciento de la población; fobia social y diarrea del viajero, en tres por ciento respectivamente, junto a otras como dengue, en dos por ciento.
La exposición oral de los avances del proyecto, mostrados recientemente en el Congreso Internacional de Medicina del Viajero, en Quebec, Canadá, obtuvo el primer lugar en presentación de carteles.

Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable de la clínica, explicó que el estrés puede predisponer a ese tipo de viajeros a otras complicaciones de salud mental, como la fobia social, o exponerlos a ciertos comportamientos sexuales, alcoholismo y tabaquismo, que es importante estudiar para ver qué políticas de intervención en medicina preventiva se pueden instaurar a fin de disminuirlos.

Díaz Ramírez expuso que 78 por ciento de los expatriados que atiende la clínica son estudiantes y docentes que participan en movilidad estudiantil y académica; el resto son trabajadores o voluntarios. “El objetivo del estudio fue detectar los problemas frecuentes; destacan por región del mundo, pues no es lo mismo ir a Latinoamérica que a Asia, con idiomas y culturas distintas, o África, donde se agregan las deficiencias propias del destino en casa habitación, salud o comunicaciones”.

El estudio consiste en enviar, vía correo electrónico, un formulario validado cada 30 días, que contempla tres aspectos de salud mental: fobia social, depresión y ansiedad, a los cuales se suma comportamiento sexual, enfermedades de transmisión infecciosa y hábitos de tabaquismo y alcoholismo.

Las variables “ayudan a ver cómo se altera su comportamiento cada mes hasta que reportan su regreso, y todo se recaba en la historia clínica”.

La muestra del estudio es de 222 expatriados con una estancia fuera del país de entre 31 y 180 días, en promedio. Se trata de 54 por ciento mujeres y 48 por ciento hombres, con un promedio de edad de 24 años.

Con base en las historias clínicas se señala que 16 por ciento tiene una enfermedad preexistente; por ejemplo, uno por ciento está infectado con el VIH, 14 por ciento tiene condición psiquiátrica previa o actual, 17 problemas gastrointestinales, 22 dermatológicos, y 25 por ciento, endocrinológicos, como diabetes.

Un dato importante, resaltó Jorge Díaz, es que enfermedades como hepatitis B, VIH, gonorreas y sífilis son frecuentes en viajeros de este tipo debido a relaciones sexuales casuales sin protección. “Se sienten desinhibidos en un nuevo ambiente, donde conocen a otras personas que tienen rasgos diferentes, atractivas para la población extranjera. Pero no hay que olvidar la importancia de usar preservativo”.

En el caso de quienes van a Europa, la diferencia es significativa con el resto de expatriados para el caso del alcoholismo. “Se reporta un aumento considerable en el consumo de alcohol en 14 por ciento de los casos”.

Para Sudamérica predominan los problemas de ansiedad y depresión; para África depresión, y para Norteamérica ansiedad. “Esperaríamos que la condición de ser Latinoamérica, de compartir el lenguaje, sería un factor positivo para quienes van al sur, pero existen otras determinantes, como la discriminación que se puede llegar a padecer”.

Hay casos relevantes, como estudiantes que no soportan el choque cultural, la pérdida de las redes sociales y del contacto cotidiano con su cultura. “Cuando se sustraen de eso y trabajan bajo presión por los requerimientos académicos o laborales, tienden a manejar mal las situaciones”.

Aunque ya se han dado casos de consulta de telemedicina o terapia a distancia, ahora se busca una nueva alianza con el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la propia FM para implementar una campaña de prevención en los viajeros, darles información o estrategias que les permitan disminuir o sobrellevar adecuadamente los problemas de ansiedad o depresión, sobre todo.

Es uno de los pocos estudios que se han hecho en la población de expatriados, resaltó Jorge Baruch Díaz. Después de 20 meses de seguimiento de los viajeros, se prevé hacer un corte antes de terminar el año y publicar más resultados. Luego “podríamos enfocarnos en detectar qué determinantes sociales o propias de salud son las que influyen para que se presenten tales resultados de acuerdo con la región de destino”.