Por: Rogelio Badillo

Con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis, que se celebra el 28 de julio, Gabriela Gutiérrez Reyes jefa de Laboratorio de Hígado, Páncreas y Motilidad de la Facultad de Medicina (FM) en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que esta enfermedad provoca inflamación del hígado, si no se atiende dicho padecimiento, puede provocar una fibrosis; se modifica el acomodo y la comunicación de los hepatocitos, originando la cicatrización o cirrosis, es decir se endurece el órgano, provocando la muerte.

Las principales causas de riesgo para contraer hepatitis son: hacerse tatuajes sin la correcta esterilización de las agujas y tintas, el compartir jeringas al drogarse y el practicar relaciones sexuales sin protección, éstas son las prácticas más comunes en que los jóvenes pueden adquirir alguna de las hepatitis de origen viral.

“Un problema inicial es que la mayoría de los pacientes no se enteran de que están infectados, pues la hepatitis puede ser asintomática por mucho tiempo, hasta que llega a una etapa avanzada en la que ya ha dañado el hígado, a veces de manera irreversible”, alertó Gutiérrez Reyes.

El Día Mundial contra la Hepatitis, es celebrado por la Organización Mundial de Salud (OMS), para crear conciencia sobre la importancia de la enfermedad, ya que al menos cada año mueren 1.5 millones de personas en el mundo.

Este año, el lema de campaña es  “Prevenir la hepatitis, actuar ya”. José Luis Pérez Hernández, médico de la Clínica de Hígado del Hospital General de México (HGM), señaló que la mejor medicina es la prevención, y lo más importante es el modificar hábitos.

Cabe señalar que la hepatitis puede ser causada por virus, como es el caso del tipo A, B y C, por excesivo consumo de alcohol, por sobredosis de medicamentos o incluso por enfermedades autoinmunes. Aunque las virales y tóxicas son las más comunes.

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La hepatitis tipo A, es la enfermedad de menor riesgo, curables y no es crónica, se previene al lavarse las manos y utilizar alimentos y líquidos libres de contaminantes. La B y C, son de mayor peligro, ambas son crónicas porque la infección se puede prolongar por bastante tiempo e incluso por años. Pérez Hernández, señaló que en México la más común es el tipo C.

También puede transmitirse por transfusiones de sangre contaminada; sin embargo, en México ya no sucede. A partir de 1990, los bancos hemáticos deben realizar pruebas para evaluar y confirmar que el líquido se encuentre libre de infecciones.

Al ser una enfermedad que no presenta síntomas, que no causa dolor ni reacción alguna, puede desarrollarse sin que el portador se dé cuenta, incluso ocasionar cirrosis. “Cuando llegan a consulta o a un servicio de urgencias vomitando sangre, la hepatitis C está avanzada y los pacientes están cirróticos”, reiteró.

La jefa de laboratorio de la UNAM, puso énfasis al decir que en México, el 1.4 por ciento de la población está infectada con hepatitis C, mientras que la cirrosis hepática está en cuarto y quinto lugar de causas de muerte.

Apuntó que la UNAM en conjunto con el HGM trabaja en una alternativa para evitar las biopsias hepáticas, se pretende utilizar una decena de proteínas como marcadores tempranos. “Ya hemos ubicado unas 10 proteínas que probamos en un centenar de pacientes, pero nos faltan pruebas en al menos 200 para avanzar en el método diagnóstico”, finalizó.