Por: Redacción

La magia, blues y rock de Javier Bátiz inundaron la plancha del Zócalo capitalino para celebrar 60 años de trayectoria musical como uno de los pilares definitivos del rock mexicano, en donde, además, estuvo acompañado por una pléyade de invitados especiales que festejaron al “Brujo” tijuanense en el marco de las actividades del 33er Festival del Centro Histórico, que lleva por lema Ciudad sin muros.

El homenaje sinfónico “Las Clásicas de Bátiz” arrancó cuando el “Brujo”, ataviado en un singular chaleco dorado y con su característica melena, subió al escenario y saludó a la audiencia con su muy personal sentido del humor. “Gracias, muchas gracias por estar aquí conmigo”, dijo el veterano guitarrista antes de hacer sonar su tijuanera extrayendo de la misma los primeros acordes del tema “Caminata con Jesús”.

Público de distintas edades, desde niños que bailaban frenéticamente hasta adultos mayores que no dejaban de aplaudir desde sus asientos, llenaron la Plaza de la Constitución para festejar junto al guitarrista toda una vida dedicada a las sonoridades arraigadas principalmente en el blues; los aplausos estallaron cuando el “Brujo” llamó al escenario a Baby Bátiz para una sentida interpretación de “Solo”.

Entre cálidas bromas y risas, Bátiz rememoró a toda la banda que lo acompañó en sus pininos musicales en Tijuana antes de llegar a la Ciudad de México en 1963, uno de ellos el baterista Salvador García, mejor conocido como “El Beyoye”, tomó sus baquetas para tocar “You hurt me” y las sutiles atmósferas bluseras aterrizaron sobre el Zócalo.

En seguida, Toño Tony Lira, fundador y vocalista de Lira N’ Roll, hizo los honores al legendario instrumentista para ejecutar una enérgica versión del clásico “La montaña”, que fue coreada por los emocionados asistentes; tras la misma, Julio Revueltas y Javier Bátiz protagonizaron uno de los momentos clave de la velada al tocar juntos el tema instrumental “El vuelo del ángel” con mucha distorsión y feedback de por medio.

“I have been loving you too long”, original del inolvidable Otis Redding, llegó para instalarse como un claro momento íntimo entre Bátiz y su preciada guitarra: “Ahora quiero llamar a un baterista que conocí cuando era pequeñito, pequeñito, y ahora es un gran músico”, dijo el “Brujo” al llamar a Elohim Corona. “Lo queremos mucho, aunque toque en Moderatto”, bromeó el bajacaliforniano.

Luego de la sorprendente interpretación instrumental de “La flor de Sans Souci”, junto a la talentosa Rosalía León, el guitarrista invitó al escenario a Eugenia León, una de las grandes voces de México, para una etérea rendición al tema “Pacífico jardín” que con sus tranquilas notas y melodía atrapó los aplausos y vítores de la audiencia. “¡Que viva Bátiz!”, gritó la mexiquense antes de abandonar el escenario de la edición 2017 del Festival del Centro Histórico.

“Me gustaría invitar ahora al cantante de una banda que si bien no le hace 100% al rock and roll hay mucho de ello en su sonido, un sonido Rococó”, dijo el tijuanense ante la audiencia para presentar al Dr. Shenka de Panteón Rococó. “Es un honor estar aquí con el eslabón que afianzó el rock nacional. Esto es por la situación que actualmente atraviesa el país, ya no queremos que ésta sea una tierra de nadie”, dijo el líder de la agrupación de ska antes de una incendiaria interpretación de “Tierra de nadie”.

El momento romántico llegó al escenario del Zócalo cuando el “Brujo” llamó a su pareja, Claudia Madrid, para tocar al unísono “I belive in my soul”, tema original del inolvidable Ray Charles, y que representó un descanso de tanto guitarrazo, con el enigmático ambiente que emanaba desde la Orquesta Filarmonía Metropolitana, dirigida por José Areán.

La velada comenzaba a llegar a su fin cuando, de nueva cuenta, Rosalía León junto a Bátiz materializaron el ahora clásico “La chancla” provocando gritos y aplausos por montón. Tras una breve salida, el guitarrista, alguna vez maestro de Carlos Santana, tomó su tijuanera para sacar los primeros acordes de “La de los ojos grandes” que fue mezclada orquestalmente con “Suite” y “Ocho rojo”.

Bátiz ya empezaba a despedirse de su entusiasta público agradeciendo enormemente el homenaje del cual fue protagonista; las primeras notas de la afamada “La casa del sol naciente”, original de Eric Burdon & The Animals, sonaron creando un aplauso generalizado de todas la edades. “Creo que ésta es la última y nos vamos, se llama ‘Hard Life’”, apuntó el requintista previo al poderoso jam bluesero que resonó al filo de las 20:00 horas.

El climático final de la jornada rockera aterrizó con “Gloria”, autoría original de Van Morrison, que, literalmente, “embrujo” a toda la audiencia presente en un histórico sábado de gloria. Así, Bátiz llamó a abrazarse en el proscenio ante los asistentes al concierto, a sus músicos y algunos solistas invitados.

Antes de bajar a dar autógrafos y tomarse fotografías con su público, se hizo la entrega de un reconocimiento por parte del Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, quien también con un abrazo terminó hermanándose con el ícono de la música popular de México, un “Brujo” que reunió a más de 10,000 almas para su ritual en pleno Sábado de Gloria.