Por: Estefania Morales

En el noroeste del continente africano se encuentra la República de Camerún, ubicada junto a Nigeria y Chad, muy cercana al Océano Atlántico.

A Camerún también se le conoce “África en miniatura” debido a toda la diversidad natural y cultural que se concentra en el país.

Debido a las invasiones coloniales que tuvo la región a lo largo de su historia, los dos idiomas principales que se hablan son el inglés y el francés. Pero en otros aspectos de su cultural, supieron resistir, conservando en la actualidad varias costumbres y tradiciones que desde siempre los han caracterizado.

Entonces, no solo consiguieron su independencia política en la década de 1960, también lo hicieron en los demás aspectos, incluso en el religioso. Camerún se conoce por su libertad de culto y la mayoría de población opta por ser parte del cristianismo.

Como parte de sus celebraciones religiosas, los habitantes (que no son solamente agricultores y campesinos como se podría pensar) incluyen en sus festejos danzas tradicionales acompañados de música típica.

Dos de los bailes, y por lo tanto, estilos musicales más sobresalientes son el Makossa y el Bikutsi, ambos popularizados en la mitad del siglo pasado, cada uno con sus variantes dependiendo la región del país.

El Makossa es más popular en las zonas urbanas y se pueden distinguir influencias del jaj, de música latina y rumba. Hasta 1960 se empezaron a compartir las primeras grabaciones de este género musical con lo que muchos artistas fueron populares no sólo en el país, sino de manera internacional. El más destacado fue Manu Dibango, un músico que fusionó este género musical con elementos del jazz y salsa, que se ha presentado en ciudades importantes del continente europeo, como París y Londres.

 

 

Ahora, para bailar Bikutsi correctamente, tienes que vencer a la tierra, no literalmente pero intentarlo. En el sentido etimológico, de eso se trata este género musical, “vencer la tierra”. Este tipo de música se popularizó en la misma época que el Makossa pero en los alrededores de la ciudad, principalmente en los pueblos Beti, una etnia conformada por casi 3 millones de africanos de diferentes países. El Bikutsi se utiliza para ceremonias religiosas y fiestas. Y fue consiguiendo popularidad a partir de la inclusión de instrumentos más modernos, como la guitarra eléctrica.

Una característica de este género musical africano son los temas de sus letras y el estilo de baile. Hay recitaciones poéticas acompañadas de palmas y baile; en los intermedios hay espacio para actuaciones improvisadas y en algunas ocasiones, consideradas obscenas.

El género musical obtuvo éxito internacional en 1987 con la formación de Les Têtes Brûlées con el que produjo sonidos únicos en la guitarra por medio de accesorios, como cintas de goma.

 

 

Actualmente este tipo de música se considera polémica por las temáticas sexuales que trata. Algunas mujeres artistas africanas retoman esta música para expresarse ante un medio siempre dominado por los hombres.

K-Tino es una de las artistas más destacadas, también llamada “femme du peuple” (mujer del pueblo) y en varias ocasiones ha reconocido el papel de su música como empoderamiento y liberación para las mujeres de Camerún.

 

 

Con un pequeño vistazo a esa región de África se puede obtener todo un espectro de la sociedad de Camerún y la manera en que han reaccionado a los hechos históricos y sociales que han tenido que vivir.

Y que a pesar de formar parte del continente con mayor índice de pobreza y la historia no ha sido justo con ellos, han respondido con expresiones culturales alegres y vivas. E incluso, como en la última canción, supieron utilizar la fiesta para responder a un problema de opresión de género.