Por: Ricardo Lara

Francesco Totti es la muestra de que para ser uno de los mejores jugadores del mundo y de la historia no hace falta ganar una Champions League, un Balón de Oro o jugar en uno de los equipos de la élite europea. La historia de amor entre ‘Il Capitano’ y la Roma, que duró 25 años, terminó ayer.

“El valor de Totti es doble: por un lado, por su elegancia, por su genialidad, por su liderazgo, por su estética detrás de cada gol, por su don natural para hacer un futbol digno de la más alta costura exhibida en la romana Via Vittorio Veneto; por otro, por su fidelidad, por su exclusividad, por su incondicionalidad, por haber decidido que su idilio con el balón sería desde la monogamia, siempre portando ese uniforme gialloroso”, fueron las palabras con las que Juan Villoro describió al eterno 10 de la Roma en ‘El último sedentario’.

La carrera de Totti inició el 28 de maro de 1993, desde ese  entonces el jugador ya declaraba un amor a la camiseta equiparable al de cualquier aficionado de la Curva Sud del Estadio Olímpico, su debut ante el Brescia Calci fue con victoria.

Fracesco tuvo que esperar 7 años para levantar su primer título con la ‘Loba’, en 2001 ganaron el ‘Scudetto’ de la Seria A, por primera y única ocasión, sin embargo con la Roma Totti ganó dos copas italianas, dos Supercopas y logró ser el ‘Capo cannonieri’ una vez. Con la selección ‘Azzurra’ logró alzar el campeonato del mundo de Alemania 2006.

El ‘Octavo Emperador’ de Roma no mide su grandeza en títulos sino en el amor que juró a la Roma y al fútbol, porque a pesar de que pudo ir al Real Madrid y tal vez ganar más títulos, puso primero el corazón demostrando que en el fútbol, el amor eterno si existe.

Ayer, entre lágrimas, dijo adiós al fútbol profesional, con 40 años, 25 temporadas en la ‘Loba’,  785 partidos y 307 goles. La despedida de Totti es el fin de una era y deja un hueco en el pecho de varias generaciones que lo vieron jugar con el uniforme ‘gialloroso’.