Por: José Manuel Mota Fernández/

Francia se convirtió en el nuevo monarca mundial, luego de derrotar 4-2 a la sorpresa Croacia. Un autogol, Mbappe, Pogba y Griezmann fueron los artífices de la victoria gala que levantó un título 20 años después de haberlo conseguido, en una final que se quedó a un gol de igualar la marca con más tantos marcados.

Croacia, impulsado por los hecho previamente y visto como el verdadero caballo negro de la competencia, salió sin nada que perder y todo que ganar. Se fueron al frente, apretaron al rival y los encajonaron en una sola parte del terreno de juego, pero, más allá de poder irse al frente en el marcador, el destino les jugó en contra.

El central, Pitana, criticado por su trabajo a lo largo de esta Copa del Mundo, señaló una falta a favor de los franceses, quienes levantaron la bola al corazón del área enemiga y la cabeza menos imaginada, la de Mario Mandzukic, mandó la bola a las redes para romper la paridad y así, bajar ligeramente los ánimos de los balcánicos.

Pero Perisic no se quedó con los brazos cruzados. Diez minutos más adelante, la esperanza de la creciente nación encendió una vez más. De nueva cuenta, la pelota parada fue la llave con un centro a segundo palo que fue recuperado, le quedó al croata y, tras un recorte, sacó un derechazo al fondo de la meta defendida por Hugo Lloris que no pudo reaccionar ante la violencia del disparo.

Había más. Néstor Pitana apareció de nuevo, revisó el VAR y dos minutos después, señaló la pena máxima por una mano de la zaga balcánica. Griezmann, relajado, respiró, se perfiló y sacó el tiro raso para poner el segundo en el partido, ese con el que se fueron con ventaja al entre tiempo y la ilusión, más viva que nunca.

El segundo tiempo fue igual. Croacia se volcó al frente, intentó una y otra vez, pero el contragolpe, arma favorita de los galos, fue la que definió el partido, con un pelotazo largo para Mbappe que alcanzó el balón, sirvió para Pogba y este, luego de un rebote en la zaga, definió con un zapatazo al palo más lejano de Subasic para conseguir así el tercero del partido.

El ya histórico partido se acrecentó con Mbappe, la promesa francesa de 19 años. Otra vez con un contragolpe, con pocos toques, Francia apareció en los linderos del área croata y Kylian, con un derechazo raso superó la estirada de Subasic para el 4-1 y así, igualó la marca de mayor diferencia en una final que se dio en 1958 con el 5-2 a favor de Brasil sobre Suecia.

Todo parecía estar definido, Francia entró en zona de confort y en una jugada que no había peligro, que estaba bajo el control de los galos, Hugo Lloris, con una excelente campaña, le regaló la bola a Mandzukic dentro del área chica en su intento por recortarlo y, de esta manera, se encendió una nueva luz para los rojiblancos que tenían 20 minutos más por jugar.

Y así, aguantando 25 minutos, con las emociones a flor de piel, propios y extraños al filo de la butaca y luego del silbatazo de Néstor Pitana, la banca de los ‘Blues se vació, señal de que existía un nuevo campeón del mundo.