Por: César Domínguez César Domínguez

Bendita y gloriosa Concacaf, tú que nos haz regalado momentos memorables, como aquella eliminatoria rumbo al Mundial de Alemania 2006 donde avanzamos a la justa mundialista, luego pierdes la cabeza y quieres que paguemos nuestra arrogancia con el peor castigo que nos puedes dar, dejarnos al borde de la eliminación.

Ahora, con el comienzo de la eliminatoria rumbo al Hexagonal Final, la Selección Mexicana tiene como principal tarea borrar la mala imagen que nos dejó el proceso pasado, y que no hubiera tenido que cambiar si no fuera por los malos manejos de directivos que le dan más peso al negocio que al deporte del balón en sí.

La confianza que denota el flamante entrenador del Tri, Juan Carlos Osorio, es contagiosa y nos hace pensar muchas cosas para dar el visto bueno a un proceso que parecía enigmático, pero que con el paso de los días ha ido ganando adeptos hasta que lo adoptamos como nuestro y todos estamos de acuerdo en que se planten dos delanteros, cuando antes no queríamos que ni siquiera hubiera entrenador.

Todos nosotros estamos conscientes de que la situación que se vivirá el próximo viernes en el Estadio Azteca, marcará un antes y un después en el futbol mexicano, pues muchos no esperan grandes cosas de este proceso pero dan el beneficio de la duda al trabajo de Osorio, buscan que la presión para él y sus jugadores desaparezca.

Ese beneficio de la duda deben de aprovecharlo al máximo todos en el plantel, incluido el entrenador, jugadores, directivos y todo el personal de la Selección Mexicana; pues todo un país tiene sembradas sus esperanzas en ellos para que saquen a alta mar un buque que estaba totalmente atrofiado, que el ‘Tuca’ rescató y puso en funcionamiento con el fin de que se sigan los procesos que el dejó estipulados.