Por: Iudex/

A finales del mes pasado se dio a conocer un cambio en la estructura de la Asociación Mexicana de Árbitros (AMA) a lo largo del Congreso Nacional de Árbitros Profesionales, donde se dieron resultados de la votación y se conoció el Comité Directivo de esta organización que reinará del 2018-2023.

Evidentemente, el nombramiento del nuevo presidente de la polémica asociación era el anuncio más esperado y con una cara de pocos amigos y el ánimo por los suelos, Roberto García Orozco tuvo que entregar su puesto y, ahora sí, convertirse en un árbitro mexicano más, porque seamos sinceros, mucho no ha hecho.

Entre los nominados para hacerse de este puesto estaban César Arturo Ramos (el ganón), Luis Enrique Santander, Roberto Ríos Jácome, Marco Antonio Ortiz Nava, Miguel Ángel Hernández y otro par. Al final, con un total de 252 votos, Ramos Palazuelos tomó la batuta de esta asociación.

Posteriormente, luego de fracasar como candidato a la presidencia de la AMA, Santander fue nombrado como Director Ejecutivo y Óscar Macías Romo como Director Adiminstrativo, para darle fin a una era autoritaria, fallida e ilógica como fue la de García Orozco.

Pero, ¿Por qué digo que son pésimos cambios?, la respuesta es muy simple. Si el reinado de Orozco, Camargo y Chacón era ridículamente convenenciero, ahora las cosas serán peores, con base en la actitud de los dos nuevos actores principales de esta asociación.

Ramos Palazuelos, desde que fue designado como árbitro mundialista, tomó un carácter de autoridad, “se le subió” inmediatamente, se volvió intolerante y déspota a la hora de dirigir sus partidos, y ahora, no sé ni qué esperar de él como presidente de la AMA por cinco años.

Luego está Luis Enrique Santander, ese que le quitó un posible título a Tigres y que trata de tapar sus errores a como dé lugar. En una ocasión que lancé un tweet relacionado con él, donde evidencié la manera en la que presume su Gafete FIFA ante las cámaras, me mandó un mensaje poco convencional.

En resumidas cuentas me dijo que si no sabía que no hablara y que eso del gafete lo hace cada partido. Mentira, en todos los partidos lo toca, pero no lo circula y luce frente a cámaras cada vez que salta al terreno de juego; ese partido tuvo un trabajo deplorable como acostumbra a hacerlo en los partidos internacionales, esos a los que no lo llaman.

Por último está la ‘Bala’, el mejorcito de los tres, pero el que menos injerencia va a tener en las decisiones que se puedan tomar dentro de esta asociación, entonces no será común verlo decir algo interesante en estos cinco años que se vienen.