Por: Iudex

Jorge Isaac debería estar castigado, después de que se encargó de manchar a diestra y siniestra las final del pasado Apertura 2016 donde Tigres derrotó al América en la tanda de penales y donde dio más que hablar el arbitraje, que el partido en si, como se acostumbra en los partidos importantes de nuestro futbol, que casi siempre son muy aburridos.

Ahora, después de dos jornadas sin actividad, que es poco tiempo de “castigo” para Jorge Isaac Rojas, éste regresó a las canchas y su regreso demostró que debería seguir castigado, simple y sencillamente porque su actuación fue, una vez más, mala, con altibajos brutales como nos acostumbró al final del torneo pasado, que después de señalar algo bien, tomaba una pésima decisión.

Todo empezó mal, cuando el colegiado quiso amonestar a Gerardo Alcoba por una falta, el silbante se dio cuenta que algo no estaba bien, revisó sus dos bolsillos de la camisa, los dos laterales del short y el que se encuentra atrás para la tarjeta roja y se dio cuenta de que no estaban sus tarjetas, el señor las dejó en el vestidor y tuvo que pedirle prestadas sus tarjetas al cuarto árbitro.

Más adelante, terminando la primera mitad, marcó, de manera correcta, un tiro libre indirecto a favor de León, dentro de la zona penal de los Pumas, esto se presentó al minuto 44 y no fue hasta el minuto 47:22 segundos que los de Guanajuato pudieron cobrar, esto debido a la falta de autoridad del silbante para reanudar el juego.

Para no hacer el cuento largo, la jugada de tres minutos se presentó de la siguiente manera: tres jugadores de León detrás del balón, la barrera a la distancia, empujones dentro del área chica y el silbante apreciando la “inmortalidad del cangrejo” a un costado del balón viéndolo fijamente, posteriormente, Verón se cayó, el ‘Pikolín’ se enojó, empujó al de los ‘Panzas Verdes’ y e árbitro los amonestó, todo esto con un minuto y medio perdido.

Fue dos minutos después de esto, cuando Isaac Rojas se acordó que en su poder tenía un artefacto que pinta una línea blanca para que nadie se pase y se pueda jugar, la pintó y treinta segundos más tarde hizo sonar su silbato por segunda vez, para que se cobrara, el tiro se voló, los jugadores no respetaron el arduo esfuerzo del colegiado por mantener el orden y mandaron a las gradas el tiro.

Y para obscurecer aún más el trabajo del que hoy por hoy es considerado como el “mejor árbitro de México”, una vez que se cobró la jugada de los tres minutos, en lugar de compensar lo que hizo que se perdiera, esperó a que el ‘Pikolín’ portero cobrara de meta para acabar el partido.

El segundo tiempo lo hizo muy bien Jorge Isaac, claro, porque ninguno de los dos equipos le complicó el trabajo, apenas y se tocaban, solamente sacó tres tarjetas amarillas, después de reencontrarse con ellas en el medio tiempo, y dos de ellas fueron para los jugadores de Pumas por constantes reclamaciones ante el no tan brillante trabajo del central.