Por: Redacción/

La doctora Charlene Villaseñor Black, profesora de Historia del Arte y Estudios Chicanos de la Universidad de California de los Ángeles, aseveró que la investigación sobre el arte chicano y latinoamericano exige de mayor motivación para que se incremente su análisis en las instituciones de educación superior de los Estados Unidos como de una mayor apertura de inclusión en las publicaciones de arte y paneles universitarios.

En el marco del en el Coloquio Construyendo puentes: Arte chicano/mexicano de California a la Ciudad de México, rememoró que la primera exposición importante sobre arte latino se realizó hace 28 años, en 1990. Dijo que recientemente se presentaron más de 80 exposiciones, reflejando un momento histórico para el arte latinoamericano o chicano que marcará una nueva tendencia en la práctica de los museos en los Estados Unidos.

Resaltó que aún son escasos el número de publicaciones que abordan o editan sobre arte latino y chicano, así como de las investigaciones sobre el tema. Lo demuestra el hecho de son limitados los coloquios o seminarios que abordan sobre esta problemática en las universidades de la Unión Americana, pero, remarcó que buscará que se realicen más paneles sobre arte latino y chicano.

La revista más importante sobre historia del arte, en inglés, The Art Bulletin, fundada en 1913, nunca ha publicado nada sobre arte chicano-latino, a excepción de una pequeña cantidad de artículos de arte latinoamericano, incluido precolombino, colonial moderno, mismos que se han incrementado, en fechas recientes.

No es el mismo caso para Art Journal, otra de las revistas más influyentes de arte, en Estados Unidos, fundada en 1931, que cuenta con varios artículos importantes sobre el tema. Pero es Aztlán la revista líder en estudios chicanos y latino art.

Al participar, también, en el Coloquio Construyendo puentes: Arte chicano/mexicano de California a la Ciudad de México, realizado en el Museo Rufino Tamayo, la doctora Mariángela Rodríguez Nicholls dijo que estamos insertos en una problemática en la que a todos nos rige una situación de precarización de desempleo estructural, de acumulación flexible, donde se ha precarizado el proceso productivo.

La profesora de investigación del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS), agregó que el movimiento chicano es el primer movimiento posmoderno, “porque es deslocalizado, como característica”.

Es decir, “se deslocalizan las culturas. No están una al lado de la otra, sino que migran con sus contingentes de población que van de un continente a otro, de los países periféricos a los países metropolitanos”.

Las poblaciones “migran con su fondo de conocimiento. Al des-territorializarse se re-territorializan y crean, por la memoria histórica, su memoria histórica con los movimientos contemporáneos con los que tienen que linear, crean una tercera manera de acercarse al arte”.

En ese sentido, el movimiento chicano ha puesto en acción “la agencia”, la capacidad del ser humano de responder de manera resiliente a una situación muy adversa como la que se viven en Estados Unidos de racismo, de discriminación, de falta de oportunidades.

Esa lucha abrió los espacios artísticos. “La creatividad es la que permite movimientos como el chicano”, en Estados Unidos, donde se percibe la cultura prehispánica mucho más que aquí, como dijo Carlos Monsivais.

“Miraron al pasado, pero creativamente. Rompieron estructuras e incorporaron cosas de la cultura local en el arte chicano que recupera la identidad, en un orgullo de raza”.

La doctora Graciela Martínez-Zalce Sánchez, directora del Centro de Investigaciones de América del Norte (CISAN), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), planteó que el cine ha mostrado una identificación con el movimiento chicano, aunque se percibe de diversas maneras en ambos lados de la frontera.

En la Mesa 2, “Movimientos artísticos y acción social: un puente entre México y Estados Unidos”, añadió que las lecturas que ofrecen los documentales y películas. Entre ellas El Norte, explican los movimientos migratorios de hoy como la caravana de hondureños sobre tierra nacional rumbo a Estados Unidos.

“Esta película nos sirve hoy, a mis alumnos, para ver cuáles son las diferencias en los relatos de cruce sobre la República Mexicana, para llegar a Estados Unidos.

“Volver a ver esta película hoy, confrontada con las imágenes que estamos viendo todos los días en los noticieros, de esa caravana que se ve inmensa y que en realidad es pequeñísima porque qué sólo 5 mil humanos, en un país de 120 millones de personas, hace ver cómo ha cambiado la figura del emigrante hacia Estados Unidos que vine de Centro América y que cruza por México”.

Muestra cómo han cambiado las condiciones de México y cómo, sin embargo, el asunto de imaginario del cruce, en todas las narrativas de todas las películas, Sin nombre, La jaula de Oro y La Bestia, entre otras, sigue siendo muy similar.

“Enseñan el significado profundo de lo que significa ser mexicano, centroamericano, en un mundo de rubios”.

El doctor Guillermo Alonso Meneses, antropólogo e investigador, jefe del departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, comentó de detrás de todo artista hay una dimensión ética y política, e indicó que tiene diversos impactos en la comunidad, no sólo con su obra, sino con su estilo de vida,

El Coloquio Construyendo puentes: Arte chicano/mexicano de California a la Ciudad de México fue moderado por Veronique Rorive, antropóloga, directora adjunta de la iniciativa UC-México y Patricia Fernández, internacionalista y gestora cultural, y directora de Asuntos Internacionales del Instituto Nacional de Bellas Artes.