Por: Diego Durán

El 18 de marzo de 1938 se inició uno de los cambios más significativos en la soberanía de las actividades económicas nacionales. Las consecuencias han repercutido en el crecimiento monetario actual por tratarse de la principal fuente productiva del país: la producción y comercialización de petróleo.

En el sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-1940), se establecieron condiciones productivas que transformaron a México en un país industrializado debido a una economía dirigida por el Estado.

La magnitud del desarrollo al que se aspiraba, ameritó tomar medidas contundentes. Se inició con la creación  del IPN el 1 de enero de 1936, lo que apoyó el proceso de industrialización por medio de la educación técnica.

Con el objetivo de la ley de expropiación: “asumir todos los bienes de una propiedad privada, cuando exista una causa de utilidad pública”, el entonces presidente Lázaro Cárdenas.

Desde  mediados de 1928, en la Huasteca Veracruzana, se enfrentó a la prepotencia de compañías petroleras privadas y en  1936, el gobierno mostró un endurecimiento frente a los intereses de la iniciativa privada sobre el petróleo.

A principios de 1937, Mújica retomó el proyecto que originó 20 años antes en la convención de Querétaro: los pozos petroleros pertenecen a la nación. Las compañías privadas aceptan el pago de 26 millones de pesos tras perfilarse una serie de amparos fallidos a favor del Estado y su soberanía. Antes de que las petroleras solicitaran otras prestaciones, José Mújica le redactó a Lázaro Cárdenas un manifiesto sobre la expropiación.

Al llegar el 23 de junio 1937, el objetivo inicial avanzó con la expropiación de los ferrocarriles, de esa manera el panorama político se preparó para el 18 de marzo de 1938, cuando se declaró la expropiación petrolera. De acuerdo con el libro “El cardenismo, una utopía mexicana”, escrito por Adolfo Gilly, la expropiación fue resultado de años de esfuerzo.

“En el acuerdo colectivo celebrado hoy a las 20 horas comuniqué al Gabinete que se aplicará la ley de expropiación a los bienes de las compañías petroleras por su actitud rebelde, habiendo sido aprobada la decisión del Ejecutivo Federal”, escribió el expresidente Lázaro Cárdenas en sus apuntes el mismo día nacionalización.

El manifiesto escrito por José Mújica fue suficiente para exhortar al pueblo a apoyar el proyecto: “Pido a la nación entera un respaldo moral y material suficientes para llevar a cabo la decisión justificada de expropiar los petróleos mexicanos”.

En Bellas Artes nunca se ha visto otro encuentro de las clases sociales tan unido y motivado a saldar una deuda. Desde gallinas hasta joyas, los mexicanos contribuyeron al pago de la deuda petrolera. En las filas inmensas.

Las ganancias de la comercialización petrolera fueron destinada a equilibrar la crisis radical a raíz del pago de la deuda, por lo tanto, fue necesario expropiar a 17 empresas, entre las que se encontraban: compañía san Cristóbal sociedad anímica, compañía san Ricardo sociedad anónima, compañía imperio sociedad anónima, Mexican Petroleum Company of California, Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y la Compañía Exploradora de Petróleo la Imperial SA.

La inversión nacional hizo posible la creación de Petróleos Mexicanos  el 7 de junio de 1938, entidad que se convertiría en la principal fuente de ingresos para el país hasta hace unos años.