Por: Redacción/

Las conchas y los caracoles ocuparon un papel importante en la ideología y la religión de los antiguos pueblos mesoamericanos, especialmente de los nahuas que los consideraban un material mágico, que lo mismo utilizaban en ceremonias rituales que como ornamentos, instrumentos musicales, representaciones del agua y elementos arquitectónicos. La doctora Lourdes Suárez Diez y la fotógrafa Martha Alicia López Díaz, interesadas en dar a conocer cómo fueron representados estos moluscos en las fuentes históricas del siglo XVI, publican el volumen Conchas y caracoles en las pictografías de la obra de fray Bernardino de Sahagún.

El libro, editado por la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ofrece un análisis detallado de las pictografías plasmadas en los Primeros Memoriales y el Códice Florentino, que hacen referencia al material conquiológico.

La arqueóloga, adscrita a la Dirección de Etnohistoria del INAH, refirió que decidió estudiar ambos documentos porque fray Bernardino de Sahagún es una de las fuentes más importantes de la historia de nuestro país. “El franciscano habló de toda la cultura mexica, de los dioses y describió sus ornamentos, y también hizo referencia a las conchas y las dibujó en los pictogramas”.

Precisó que no es un libro sobre el cronista, sino sobre las pictografías en las que están presentes dichos moluscos.

En el caso de los Primeros Memoriales, dijo que es un documento muy temprano, en el que los tlacuilos dibujaron las conchas que el fraile consideró como un distintivo de la cultura tenochca. De ese texto la investigadora revisó el apartado en el que se relatan las fiestas de las dieciocho veintenas y la de cada ocho años, así como el dedicado a los dioses, sus atavíos y ornamentos.

En las fiestas a las que se hace referencia en los memoriales, identificó en diez de las dieciocho veintenas y en la celebración de cada ocho años, elementos acuáticos representados como almenas que rematan un teocalli; símbolos de estrellas o de instrumentos musicales en escenas rituales; en collares, aretes o bezotes, que señalaban la categoría del guerrero, y como alegoría del agua.

En el apartado dedicado a los dioses, la concha está relacionada con diecisiete deidades, entre las que se encuentran Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, quienes las llevan como cuentas al inicio del tocado de plumas de quetzal, y Cihuacóatl-Quilaztli, quien la porta en un arete.

“Es evidente que los ornamentos conquiológicos tiene una fuerte carga simbólica, además de engalanar a las deidades, nobles sacerdotes y guerreros en forma de arete, nariguera, antifaz, pectoral y remate de la vestimenta. Las conchas representaban la luna, las estrellas, simbolizaban el viento, los remolinos y el agua que corre por los ríos”, indicó la pionera en el estudio de estos materiales.

Sobre el Códice Florentino mencionó que las conchas están presentes en viñetas que aparecen en nueve de los doce libros que lo conforman. Hay representaciones de gasterópodos (caracoles) y pelecípodos (conchas y valvas), en objetos manufacturados y en la escritura.

La investigadora apuntó que con base en la amplia información proporcionada por Sahagún, se puede concluir que los mexicas contaban con una industria desarrollada de la concha, que se abastecía de distintas especies de moluscos tanto del Golfo de México como del Caribe, del Mar de Cortés y del océano Pacífico, generando rutas de intercambio con los pueblos mayas y con las distintas culturas del Golfo y del Occidente.

“Tenían conocimientos avanzados de biología, ya que sabían distinguir las distintas especies y los periodos de reproducción. Además, contaban con talleres en los que fabricaban objetos de uso ritual, instrumentos musicales y vestimentas que servían para ataviar a la nobleza”.

Por otra parte, la doctora Lourdes Suárez dijo que continúa la itinerancia de la exposición fotográfica Conchas y caracoles, ese universo maravilloso, la cual llegó al Museo de Celaya, Historia Regional, donde permanecerá hasta el 24 de junio de 2018.

La muestra, compuesta por 21 fotografías a color capturadas por Martha Alicia López Díaz, resalta el sentido mítico que los pueblos prehispánicos le otorgaron a estos moluscos, que debido a su procedencia (el agua, vital para el desarrollo de la vida humana) les conferían valores mágicos y sobrenaturales.

Las imágenes forman parte de un acervo de cerca de 200 fotografías de ornamentos, como pectorales decorados en altorrelieve, collares de cuentas, pendientes, brazaletes, orejeras, narigueras e incrustaciones, elaborados por diversas culturas mesoamericanas.

El Museo de Celaya, Historia Regional, se ubica en calzada Independencia 104-A, Centro, Celaya, Guanajuato. Abierto de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Costo: 15 pesos; a estudiantes, maestros y adultos mayores se les hace 50 por ciento de descuento.