Por: Melisa Carrillo

Venus de Willendorf
22,000 a. C.

A partir de que el hombre comenzó a caminar erguido y a representar sus inquietudes en cuevas y pequeñas piezas de arcilla, la maternidad fue representada en múltiples ocasiones. Nuestros primeros antepasados se encargaron de plasmar el cuerpo fértil de las mujeres, resaltando sus órganos sexuales y su vientre abultado.

Tiempo después, las diferentes poblaciones comenzaron a representar a su diosa madre en diversos materiales. Cada cultura la representó de acuerdo a sus valores y características, y le concedió diversas bondades y elementos.

Virgen de la Misericordia
Bartolomeo Vivarini, 1473.

A partir de la Edad Media, y muchos años después, cuando la religión católica dominaba en el mundo, el concepto de madre cambió para acoplarse al de la madre de Cristo y la de todos los católicos, la Virgen María.

María representaba todo lo que debía ser una madre, una mujer bella e inocente, que haría cualquier cosa por una palabra de su Dios. En ese entonces, la mujer debía ser casta, buena y pura, sólo dedicada al cuidado de su familia, esposo, y a los mandamientos de Dios.

Maternidad
Picasso, 1901.

Posteriormente, cuando el mundo comenzó a tener ideas antropocéntricas, los artistas de diversas latitudes, (masculinos casi en su totalidad), representaron en innumerables ocasiones imágenes de mujeres con sus niños, embarazadas o dando pecho, presentando la visión amorosa y tierna con la que los varones y el mundo idealizaron la maternidad durante muchos años.

Fue hasta los siglos XVIII y XIX, cuando la mujer comenzó a tener voz y cierta participación activa en la sociedad, y poco a poco empezó a abrirse paso en la creación artística.

Pero fue hasta la segunda mitad del siglo XX, gracias a la liberación femenina, el surgimiento del movimiento feminista, y el empoderamiento de la mujer en el mundo y el arte, que las mujeres poco a poco comenzaron a plasmar la experiencia de ser madres, mujeres y artistas a la vez.

La cuna
Berthe Morisot, 1872.

Joven madre en el jardín
Bertha Wegmann.

Maternidad
María Blanchard, 1925.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde entonces, diversas artistas han representado sus anhelos, miedos y vivencias al momento de ser   madres,  así como los sentimientos, emociones y situaciones que viven al cuidar a un hijo.

Las representaciones sobre la madre ahora son inmensas, después de que escuelas como el psicoanálisis pusieran de manifiesto la importancia trascendental que tiene la madre en la vida de cada persona.  De esta forma podemos encontrar homenajes, retratos, abstracciones  y demás representaciones, que evocan a estas figuras femeninas.

El nacimiento de mi Hija
Ana Álvarez-Errecalde, 2005.

En la actualidad, las artistas han llegado a profundizar aún más, para preguntarse qué significa ser mujer, madre, artista, o las tres cosas a la vez, rompiendo con los ideales que se tenían hasta ese entonces, y aportando, desde distintos ángulos, visiones y perspectivas, lo que representa para ellas el ser madres.

Hoy en día, podemos encontrar trabajos como el de la argentina Ana Alvarez-Errecalde, que retrata de manera honesta algunos de los temas más controversiales, o pocas veces tratados de la maternidad.

Anunciación
Ana Álvarez-Errecalde, 2013-2014.

En otras ocasiones, la artista ha representado los cambios que sufre el cuerpo femenino después del parto o cesárea, y algunos de los sentimientos y conflictos más grandes a los que se ha enfrentado como madre.

Así como ella, cada vez más artistas contribuyen poco a poco a una representación más realista y femenina de la concepción, en el que los prejuicios e ideas preconcebidas abren paso a nuevas percepciones sobre el tema.