Por. Redacción/

El budismo, disciplina espiritual encaminada a purificar y transformar la mente, fue concebida hacia el año 566 a.C. en el sur de Nepal, entonces territorio de la India, por Siddharta Gautama, el príncipe del clan de los Sakya, a quien llamaron el Buda Sakyamuni. El Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM) ofrece una visión general de esta doctrina, surgida hace más de 2500 años y con más de 500 millones de seguidores, a través de la exposición Budismo en Asia. Arte y devoción.

Integrada por medio centenar de piezas, entre esculturas, lienzos, instrumentos musicales, platones, lámparas y un altar, la muestra fue inaugurada por el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien expuso que a través de esta exhibición “México reconoce, valora, difunde el diálogo entre los distintos pensamientos y maneras de ser en el mundo, entre las distintas religiones y no religiones.

“Una de ellas tiene que ver con este inmenso universo religioso que es el budismo, que más que una religión es una manera de pensar y de ser, que ha contribuido a enriquecer la diversidad del mundo y, sin duda, a hacer frente a la crisis de civilización que estamos viviendo con las amenazas ambientales, la violencia, la migración y la desigualdad entre los centros industrializados y la periferia en la que prevalece la miseria y la exclusión”.

La exposición Budismo en Asia. Arte y devoción, añadió el titular del INAH, ofrece al público una introducción general que permite concebir al budismo, ante todo, como una disciplina espiritual encaminada a transformar la mente y a buscar la armonía entre los seres humanos y cuya finalidad es extinguir el sufrimiento que surge al no entender las causas del dolor y sus consecuencias.

Acompañado de José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH; la directora del recinto museístico, Gloria Artís, y la curadora de la exposición Silvia Seligson, el antropólogo Diego Prieto anotó que “esta propuesta del Museo Nacional de las Culturas del Mundo brinda una vez más la atrayente oportunidad de reflexionar sobre muchos aspectos de nuestro entorno en México y en el mundo entero, construyendo espacios de diálogo entre las diferentes perspectivas y realidades que se experimentan en nuestro país y más allá de las fronteras”.

La maestra Silvia Seligson, curadora de la exposición, señaló que algunas de las piezas pertenecen a la colección del recinto sede y otras fueron prestadas por la Dirección General de Artes Visuales, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La intención es mostrar al público cómo se difundió el budismo en Asia, así como sus tres corrientes principales, las cuales tienen características particulares en cada uno de los sitios en que se instauró, aunque las enseñanzas son las mismas, relató la investigadora adscrita al MNCM.

Añadió que en la muestra se podrán identificar dichas particularidades a través de objetos, así como esculturas de Buda y de otras deidades. En el sudeste de Asia —Cambodia, Tailandia y Birmania (Myanmar)— se difunde la corriente del budismo Theravada o Hinayana, que sólo reconoce al Buda histórico representado en diversas posiciones. En la muestra se podrá apreciar una pieza de Buda caminando.

En China, Corea y Japón predomina el budismo Mahayana, basado en la existencia de incontables budas y bodhisattva, seres que tienen alguna cualidad de Buda, por ejemplo el Avalokitesvara, que es la representación de la benevolencia o la compasión divina. Estos personajes deciden permanecer en la Tierra para ayudar y guiar a los humanos hacia el camino de la iluminación. En la muestra se incluyen imágenes de China, donde la doctrina adquiere características femeninas por su relación con el taoísmo, religión autóctona de aquel país.

La corriente llamada Vajrayana predomina en Nepal, Tíbet, Mongolia y a lo largo de la región del Himalaya, la cual tiene influencias del budismo tántrico de la India, en donde las imágenes de los bodhisattva muestran múltiples cabezas y manos. “En esta tradición también se aprecian seres femeninos y figuras feroces que son las protectoras de las enseñanzas y alejan a las emociones aflictivas que representan un obstáculos en el camino de la iluminación”, explicó la experta.

Los visitantes también podrán apreciar un altar budista, similar a los que se colocan en los lugares públicos o en las casas de aquellas naciones asiáticas, cuyas ofrendas ayudan a combatir la avaricia y el apego, y usualmente están dedicadas a budas, bodhisattva o a maestros espirituales.

Entre los elementos que no pueden faltar en estos altares se encuentran aquellos que representan la esencia del budismo: Buda, Dharma (enseñanzas) y Sangha (la comunidad), así como el cuerpo, la palabra y la mente de un ser iluminado.

En el altar del museo se dispondrá una escultura del Buda Sakyamuni, a su izquierda un texto sagrado o Sutra con enseñanzas, a su derecha un pequeño Stupa o relicario, en el frente habrá siete cuencos y en ambos lados, recipientes con ofrendas agradables a los cinco sentidos: agua, que simboliza la claridad de la mente; flores, que hacen referencia a la generosidad e impermanencia; cirios, que significan luz, estabilidad y claridad, y eliminan la ignorancia; perfume, que representa el esfuerzo, la perseverancia y la disciplina; comida, néctar que alimenta la mente, y música, que simboliza sabiduría y liberación.

La muestra incluye un apartado de instrumentos musicales empleados en los ritos y considerados vehículos de la palabra de Buda, su sonido aleja a los espíritus malignos del área consagrada al ritual y domina la energía del viento. Entre las piezas que se exhibirán se encuentran cuernos y tambores tibetanos, un tambor de manija de la India y un par de címbalos (platillos) de Nepal.

El budismo es una disciplina espiritual encaminada a purificar y transformar la mente, su finalidad es extinguir el sufrimiento que se origina al no entender las causas del dolor y sus consecuencias. A través de las enseñanzas budistas es posible liberarse de este ciclo doloroso, llegando así al Nirvana y al estado de iluminación.

La muestra permanecerá abierta del 22 de marzo al 1 de julio en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo , ubicado en la calle Moneda N° 13, Centro Histórico, abierto de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas, la entrada es libre.