Por: Redacción/

La tecnología y los avances en conservación brindan al público la oportunidad única de contemplar directamente el manuscrito legible más antiguo de Mesoamérica, exhibido en una cápsula anóxica de 1.75 metros de largo, que elaborado en amate hace más de ochocientos años, entre 1021 y 1152 d.C., es el calendario de Venus y un documento adivinatorio de los mayas del periodo Posclásico temprano.

La Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Nacional de Antropología, presenta la muestra Códice Maya de México. Eslabón, fuente y testigo, culminación del gran proyecto integral de investigación, coordinado por Sofía Martínez del Campo Lanz y Baltazar Brito Guadarrama, que despejó las dudas en torno a su legitimidad del polémico documento, y destaca las implicaciones para la cultura mexicana de la ratificación del único códice maya en México.

Inaugurada el pasado jueves en el marco de la XXIX Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia, bajo la curaduría de la restauradora Sofía Martínez del Campo Lanz y la arquitecta María del Pilar Cuairán Chavarría, expone además del códice, todos los resultados de la investigación, mediante una curaduría y un lenguaje narrativo incluyente y asequible, para todos los habitantes del recinto, entre los que se cuentan miles de estudiantes de educación básica.

Martínez del Campo Lanz, quien trabaja en el Proyecto de investigación para exposiciones de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, destacó la titánica labor que implicaron los estudios de materiales y diagnósticos de conservación, de datación de fibras, el análisis antropofísico de los personajes representados, la identificación de ataque biológico en el códice y un estudio ritual de todo el contenido del calendario, con una propuesta de los días en que ocurrieron en los eventos representados en él, con base en los movimientos de Venus durante el Posclásico temprano.

“El conjunto de resultados determina que todos los materiales son los utilizados en la época prehispánica; que la complejidad y la congruencia de su contenido ritual es imposible de haber sido conocida por un falsificador del siglo XX, y que los hechos representados y la austeridad del códice corresponden con una época de crisis en Mesoamérica”, aseguró la curadora, quien destacó la importancia de la presencia del azul maya, “se identificó el índigo que es el colorante con el que se elabora y la arcilla paligorskita, que es el mineral que hace que el índigo se vuelva permanente, resultado que es rotundo para autenticar la antigüedad del códice”.

Planteada bajo los enfoques histórico, cosmogónico y científico, la exposición, dividida en cinco módulos y articulada alrededor del códice encapsulado con gas argón para impedir la proliferación de microorganismos y mantener una humedad estable, cuenta con recursos interactivos con información contextual, a través de herramientas tecnológicas y lenguaje Braille, dando accesibilidad a todos los visitantes.

Según lo explicó María del Pilar Cuairán, “la curaduría que explica qué son los códices y su importancia para la cultura e identidad de México, cuenta con un documental sobre la historia reciente del documento, que tuvo se primera aparición pública en 1971 en el Club Grolier de Nueva York, y que según el mito fue objeto de saqueo en una cueva seca de la Sierra de Chiapas. Así como la polémica que lo rodea, poniendo la lupa en las consecuencias terribles que tiene el saqueo para el patrimonio cultural ya que información valiosísima sobre los documentos en su contexto arqueológico se pierde para siempre”.

Se da un contexto temporal para que los visitantes puedan empaparse de la época que vio nacer este códice y se explica el porqué de sus influencias estilísticas de culturas como la tolteca, así como sus contenidos y el significado de cada una de las deidades, símbolos y fechas plasmadas en el documento, además de una lectura iconográfica y su relación con otras piezas de nuestro patrimonio.

El recorrido continúa con una serie de módulos de interpretación de su cosmovisión y contenidos para terminar en un espacio sensorial táctil, donde cada uno de los folios del códice se pone en relieve para que los visitantes lo puedan tocar y sentir todos los trazos de las páginas.

El manuscrito prehispánico, que ya es parte del acervo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, regresará a su bóveda para garantizar su conservación y difícilmente podrá exhibirse nuevamente en fechas próximas.

La exposición viene acompañada por una publicación que será presentada el próximo 7 de octubre, conformada por los artículos académicos de los 15 especialistas del equipo de investigación que no dejó espacio a dudas sobre la autenticidad del códice.

Códice Maya de México. Eslabón, fuente y testigo, puede ser visitada hasta el 28 de octubre, de martes a domingo, de 9:00 a 19:00, en la Sala A1 de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología, ubicado en avenida Paseo de la Reforma y Gandhi S/N, en la colonia Chapultepec Polanco de la Ciudad de México.