Por: Risso Alberto

Catalogada como una de las obras de arte fundamental en el siglo XX y a 100 años de su creación, el Cuadrado negro, de Kazimir Malévich, la doctora Zelfira Trégulova, titular de la Galería  Estatal Tretyakov de Moscú, dictó una conferencia sobre los descubrimientos en esta pieza, como parte de las actividades complementarias a la muestra Vanguardia rusa. El vértigo del futuro, en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

En el área de Murales del coloso de mármol, la especialista tras felicitar por el acervo reunido para esta magna exposición, destacó la importancia histórica y artística de esta pieza vanguardista que de acuerdo con los más recientes estudios indican la presencia de figuras de colores detrás de la pintura negra, así como una inscripción junto con las huellas digitales del mismo Malévich en el lienzo, lo que abre nuevos panoramas.

“Nosotros pensamos que es la primera obra suprematista”, resaltó la doctora en historia del arte, quien junto con su equipo ha realizado estudios de rayos X y ultravioleta al cuadro original, con el fin de descubrir los materiales y el método para su realización.

Al señalar la importancia de esta pieza como principio de un movimiento absolutamente nuevo que cambió los paradigmas del arte, para más tarde desatar una revolución, subrayó que a partir de ésta se volteó al mundo y todos sus conceptos.

La obra no figurativa fue presentada por primera vez al público el 17 de diciembre de 1915, en la muestra 0.10 Última exposición futurista, en Petrogrado, hoy San Petersburgo, con lo cual se abrió una nueva ventana al mundo del arte, cargado de conceptos e interpretaciones que apelan a un espectador activo.

En este sentido, Kazimir Malévich decía al referirse a su cuadro: “es el icono de los nuevos tiempos”, cuyo antecedente proviene de un diseño para el montaje de la opera Victoria sobre el Sol, en 1913, y que tuvo por lo menos cuatro reproducciones realizadas por el mismo autor en diferentes periodos y formatos.

“El Cuadrado negro es una intimidad infinita que flota en el abismo blanco”, dijo Trégulova al subrayar que esta obra, junto con Las señoritas Avignon, de Picasso, y La rueda de bicicleta, de Duchamp, abrieron los conceptos básicos en el siglo XX acerca del arte, utilizándolo la sociedad rusa en aquellos tiempos como un símbolo de ruptura.

“El arte es una fuerza muy poderosa por lo que la Revolución utilizó a los artistas para dar un paso hacia adelante”, concluyó Trégulova, quien actualmente es directora general de la Asociación de los Museos de Rusia.

La exposición continuará abierta a todo público hasta el próximo 31 de enero de 2016, de martes a domingo de las 10:00 a las 18:00 horas con costo de 49 pesos, con entrada gratuita a estudiantes, maestros, mayores de 60 años, menores de 13, discapacitados y pensionados, en las instalaciones del Museo del Palacio de Bellas Artes, Avenida Juárez, esquina Eje Central, Centro Histórico, México, Distrito Federal.