Por: Redacción/

La ira y la tristeza al constatar que las mujeres siguen siendo violentadas y la sociedad, en vez de protegerlas, las culpa motivaron a Darling Lucas a crear Broken o el necropoder, proyecto artístico que busca cambiar ese discurso y que fue presentado en el Foro Casa de la Paz de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Después del caso de Lesvy Berlín River Osorio, asesinada presuntamente por su novio en Ciudad Universitaria en la Ciudad de México, y la forma en la que las autoridades, los medios de comunicación y gran parte de la sociedad reaccionó en contra de la joven, era necesario realizar un producto artístico que buscara cambiar el discurso: “ya basta de decir que nos matan por putas”.

De acuerdo con la artista todos, “al menos en algún momento de nuestras vidas, estamos absorbidos por una ideología machista y sin darnos cuenta motivamos conductas que transgreden al género”, ya que pensar que los atentados o las agresiones contra ellas obedecen a como visten, el número de parejas que tienen o la hora a la que regresan a sus casas es, en parte, generador de más violencia y menos justicia.

Si bien no busca crear una guerra entre hombres y mujeres, pues “deberíamos caminar de la mano para luchar en contra de los abusos”, sí ha notado mayor entendimiento con ellas.

“Nosotras sabemos lo que es sentir un miedo profundo cuando se acerca alguien y la calle se encuentra sola o estar en alerta constante en el transporte público por temor a ser toqueteadas”, expresa la beneficiaria del programa de creadores escénicos 2017-2018.

La puesta escénica es un trabajo pensado desde distintas corrientes artísticas y cada presentación es única, ya que cada función es diseñada desde una estética diferente: desde el espacio multimedia, la iluminación, la dramaturgia, el teatro o desde la visión de los actores.

El proyecto –que se presentó el 13 y 14 de julio pasados– comprende tres performers que actúan en solitario en cada función –Darling Lucas, Alejandro Huicochea y Mauricio Rico– el director Sixto Castro Santillán, Yoatzin Balbuena Mejía, encargada de dispositivos multimedia, y Leticia Olvera, responsable del área lumínica.

La joven creadora buscó colaboradores con las mismas perspectivas o al menos cansados de las injusticias para llevar a cabo la propuesta, la cual se encuentra viva y, por lo mismo, es cambiante desde la perspectiva de quien la dirija.

Lucas mencionó que durante el espectáculo trabaja para llegar a su límite, y aun cuando es consciente de que no se juega la vida durante la función, en su desarrollo la obra sufre cambios y evoluciones, tomando pausas si son necesarias

El performance inicia con gran parte del escenario a oscuras, en el que sólo se ilumina una mujer colgada que intenta escapar y el esfuerzo la va dejando sin aire, mientras a un costado se ve un altar de rosas silvestres que conservan aún las espinas y al fondo es proyectado un video de neblina en tonalidades grises.

Continúa con una serie de imágenes violentas protagonizadas por Lucas que simula la muerte. El punto más alto llega cuando la actriz, despojada de sus ropas, tapa el rostro con carne roja y cubre ojos y boca con flores blancas; en la pared aparece un video de gusanos para simular el proceso de descomposición de un cuerpo inerte.

El performance culmina con la intérprete cantando el tema Mi funeral y brindando con el público con una botella de mezcal por el dolor y la confusión causados por la muerte.