Por: Redacción/

Las varias formas del erotismo sublimado, de los cuerpos y del eros aplazado de la maternidad se desenvuelven en el libro El cuerpo, un lugar donde perderse, de Enid Álvarez, sostuvo la maestra Berenice Román Hurtado, profesora de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).

Editado por la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y presentado en la 39 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el trabajo de la autora, describió, es una lectura original de Margo Glantz, que “supone la elección de un texto lleno de caminos de lectura compuesto por una escritura compleja y una temática que desde distintos niveles explora una sexualidad en ángulos que no son fáciles de tratar en la literatura”.

Las formas eróticas “mantienen aquí un carácter más imaginativo en el que son revisadas las distintas manifestaciones del goce en la novela, en la discontinuidad de su discurso fragmentado, en su juego engañoso que guarda las apariencias de un cierto tipo de escritura”.

Román Hurtado indicó que a lo largo de sus páginas la autora refiere los extremos del placer y el goce, y “desde sus posiciones teóricas revela a su vez lo imbricado de los personajes de Glantz”, mostrando así la escritura como un sitio de disfrute del cuerpo en el que la sensualidad en el quehacer intelectual queda no sólo en la ficción, sino también en el trabajo de reescritura que efectúa a partir de su feminidad.

En el primer capítulo se “relacionan los conceptos de erotismo, deseo, placer, goce y lo abyecto para aproximarse a su vez a los tópicos centrales de la novela, desde una perspectiva interdisciplinaria; problematiza la cuestión al atraer el psicoanálisis de Freud y hablar del sujeto imaginario. En suma, se configura sobre la idea de que los escritos de ruptura, aquellos que no se sujetan a las normas, son precisamente los que se pueden definir de gozo”.

La doctora Ana Rosa Domenella, profesora-investigadora del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa de la UAM, celebró la publicación del volumen, resultado de una rigurosa investigación teórica y una confluente pasión por la literatura. “Es un estudio valioso y sugerente en torno a conceptos tomados del campo psicoanalítico, al tiempo que propone una lectura política y la crítica literaria feminista con los estudios de género”.

La investigadora sostuvo que Álvarez propone ir más allá de la escribancia, de lo instrumental para avanzar hacia un análisis de la producción de la escritura, además de que ubica el lado místico representado por las monjas novohispanas, el erotismo sublimado a través de una mujer que escribe e inscribe y el desplazado hacia la maternidad por la pareja.

La autora recordó que parte de su primer abordaje de la novela de Glantz fue perversa, “cuando la tomé para mi tesis lo iba a trabajar desde el erotismo de los cuerpos, pero me atrajo la repulsión del público, soy intensa y me fascinó al final que Margo explora las posibilidades infinitas de la imaginación”.

La especialista en literatura hispanoamericana escrita por mujeres externó que en su trabajo identificó la posibilidad de pensar en una historia del cuerpo, de la sensualidad. “A pesar de que nosotras creemos que el erotismo nos individualiza por ser lo más propio, Glantz demuestra que en realidad ese guión está escrito en la cultura, es histórico”.

Todas las posiciones, fobias y filias de la sexualidad estaban ya en el mundo clásico, “nosotros no hemos inventado mucho más, hemos seguido repitiendo lo mismo. Me fascinaron todas esas referencias al Siglo XIX, importante porque en esa época surgió la sexología que pretende ser una ciencia de la sexualidad, pero hacen una especie de higienización al asunto, tales como pedofilia o fetichismo provenientes del mundo griego”.